“Apacienten el rebaño de Dios cada cual en su lugar; cuídenlo no de mala gana, sino con gusto, a la manera de Dios; no piensen en ganancias, sino háganlo con entrega generosa” (1Pe 5, 2).
Nosotros tenemos, hoy, la gracia de celebrarnos la Cátedra de Pedro. Estamos con el corazón unido con aquel que es pastor de toda la Iglesia. Jesús es el buen Pastor, por excelencia, de todo grey de rebaño de Dios. Además, el pastor visible, aquel que nos representa junto a Cristo, aquel que es imagen de la unidad, de la comunión de la Iglesia es nuestro Papa.
Hoy, nuestro Papa, lo que se siente en la Cátedra de Pedro, se llama Francisco; y necesitamos vivir una estrecha comunión con él. Primer, por el oración, porque, la primera cosa que él pidió cuando asumió el pontificado fue: “recen por mí, recen por mí”. Recemos por nuestro amado pastor, el Papa Francisco; pero, mis hermanos, no amemos solos con palabras, vivamos la comunión con aquel que es pastor de la Iglesia. Es simplemente inadmisible nosotros tenemos entre nosotros aquellos que son sembradores de las discordias, confusiones; aquellos que, libremente, atacan el Papa.
Antes de más nada, nosotros no debemos atacar a nadie, agredir a nadie, porque si tu no estas de acuerdo con tu padre, aquel que te engendro, yo no puedo aceptar una actitud agresiva tuya, intolerante guiado a él, porque eso muestra el mal que esta dentro de ti, o aún, yo puedo aceptar que tu seas agresivo con el padre de tu parroquia cuanto más con el Papa Francisco. Además de eso, nosotros sabemos que eso viene de las pasiones que cada uno alimenta en tu corazón, estos necesitan ser sanadas y tratadas. Lo que nosotros no podemos es confundir las cosas no resueltas dentro de nosotros con el amor y con la comunión que nosotros necesitamos tener con la Iglesia. Y en esta unidad, esta comunión con la Iglesia ocurre con la imagen del Papa.
Nuestro Papa, aquel que se sienta en la Cátedra de Pedro, se llama Francisco
Y es esto que nosotros estamos celebrando hoy, con todo nuestro corazón: nuestra comunión con el pastor universal de la Iglesia, nuestro amado Francisco. Él es incansable en la defensa de la Doctrina, de la fe, pero, especialmente, de la ayuda a los más pobres, a los renegados de la sociedad; él es el buen pastor que se preocupa con cada una de sus ovejas, la más sufridas, dañadas y heridas.
Nuestra respuesta hoy es de amor, de fe y de fidelidad. De nada vale tener pensamientos adversos con aquellos que solo quieren sembrar la discordia, lo que nosotros estamos celebrando hoy es la concordia de corazón de Dios, Aquel que quiso que Su Iglesia fuera una; Aquel que no quiso que el Evangelio fuera un confusión en el mundo, por el contrario, Él quiso que ella fuera símbolo de la unión de los hombres en Dios; por supuestos que, con las adversidades, las varias manifestaciones propias, maravillosas, pero convergiendo para la unidad.
¡Tendrá un rebaño y pastor! Hoy, necesitamos ser un rebaño con único pastor, nuestro amado Papa Francisco, para él nuestras preces, oraciones, comunión de amor y fidelidad.
¡Dios te bendiga!
