De la vida nada llevamos, nada queda, de nada sirve encantarnos con las bellezas de eso o de aquello y ponernos allí nuestro apego, porque todo va pasar
“De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido”. (Lc 21, 6).
Leyendo un Evangelio con ese, quedamos hasta imaginando las catástrofes, calamidades cosas duras que sucederán. Puede ser que nosotros queramos esconder de las preocupaciones, del miedo y del pavor. No es nada de eso.
La primera cosa: el Evangelio esta diciéndonos que, todo pasa y que nada queda; no necesitamos esperar el fin del mundo o Jesús vuelve. Me quedo mirando para una persona cuando esta agonizando en una cama. Delante de los ojos de esta persona todo se destruye de una sola vez, todo lo que ella vio y si ocurrió muchas cosas, todo es destruido; todo pasa, todo aquello que ella puso en el corazón de ella puso en el corazón cae por tierra.
De la vida nada llevamos, nada queda, nada vale encantarnos con las bellezas de eso o aquello y ponemos allí nuestro apego, porque todo va pasar.
La camisa que estoy usando ahora, el coche que estoy conduciendo, dentro de un tiempo no tendré más; todo parece encantador, pero no quedará “piedra sobre piedra”. Sin embargo, no tiene fin del mundo, destrucción, tsunami, ni terremoto que va destruir nuestra alma, nuestra relación con Dios, la generosidad, los valores que sembramos; nada de eso podrá pasar, si realmente investimos nuestra vida en los verdaderos valores.
Muchos pueden preguntar: “¿Yo voy hacer poco caso?” ¡No! Cuidaremos de nuestra vida, vamos trabajar, contemplar la belleza de esta vida, pero con la consciencia de todo pasa, solo no pasa quien hace la voluntad del Señor.
La segunda cosa es no dejar engañar y ni iludir. Es muy fácil nos engañamos diciendo: “Jesús esta aquí. Jesús está allí, Jesús esta volviendo”. No nos dejemos llevar por mentalidades alarmistas. Existe aquellos que tocan trompetas, porque la mentalidad alarmistas. Hay aquellos que tocan trompetas, porque la mentalidad alarmista es solo para crear personas medrosas, personas que se convierten por causa del miedo. Necesitamos superar esta mentalidad, porque nosotros nos convertirnos por amor de Dios.
Si Jesús regresa hoy, o dentro de mil años, estaremos listos para ser de Èl. Necesitamos, en realidad, convertirnos a cada día, ser más despojados. Y el mundo todo puede caer, pero quien esta en Dios permanece de pie, porque es Él.
¡Dio te bendiga!
