11 Nov 2022

Trabaje en favor de los pobres y necesitados

“El que trate de salvar su vida, la perderá; y el que la pierda, la conservará” (Lucas 17,33).

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Mis hermanos, en este día en que celebramos San Martiño de Tours (la ciudad de Tours es la ciudad donde él murió, en Francia, pero él es nacido en la Hungría). Ese santo sintió llamado por Nuestro Señor a entregar su vida a Dios. Contemplamos este Evangelio y averiguamos que él fue ese hombre desapegado, que ha donado su vida en favor, unicamente y exclusivamente, a Dios y también al prójimo y a los necesitados.

Él nació alrededor de los años de 316 y 317, es decir, en los primeros siglos, donde la Iglesia estaba se expandiendo, la Iglesia estaba siendo seguida, pero allí San Martiño sembró el Evangelio, ha vivido el EVangelio, por eso, ha conseguido conquistar personas para el Reino de Dios.

“El que trate de salvar su vida, la perderá”, la lógica del Evangelio, la lógica de Nuestro Señor Jesucristo no es la lógica humana. En el mundo se piensa: “Cuanto más gano, más tengo y más yo quiero, más yo compro”, pero, en la lógica espiritual, debemos donarnos y entregarnos para tener más, para ganar más.

Semejante a un pozo donde se quita el agua — cuanto más se quita de aquella agua, más hay en aquel pozo —, es así nuestra vida en Dios: cuanto más nos entregamos más podemos donar y más podemos nos donar, entregarnos al otro. Así fue la vida de San Martiño de Tours, y así también debe ser nuestro camino.

Vamos cubrir nuestros hermanos pobres con nuestros mantos, vamos dar de comer para aquellos que tienen hambre

En el Evangelio de ayer, escuchamos que Jesús hablaba sobre la presencia del Reino de Dios, de su llagada. Jesús nombró el tiempo de Noé, donde el diluvio lavó la tierra, las personas que comían y bebían no se preocupaban con el diluvio. Al mismo tiempo, nombró Ló, que también, en su tiempo, el Señor dijo sobre aquello que ellos sufrirán. Pero, aún así, la populación no estaba conectado, comían y bebían, pero el Señor vendría en un momento inesperado.

Es así que va ocurrir, mi gente, el Señor vendrá en un momento inesperado. Por eso, debemos estar preparados. ¿Y cómo nosotros estamos preparados? Viviendo la santidad, nos donando, nos entregando al hermano y al prójimo. Como hizo san Martiños de Tours y como nosotros escuchamos en el Evangelio: “El que trate de salvar su vida, la perderá; y el que la pierda, la conservará”.

San Martiño , antes de convertirse cristianos, aún como soldado, se sentía molestado sí por el Evangelio, por la Palabra, ya habían semillas del evangelio allí en su corazón. Cuando él vio un pobre pasando frío, él ya sintió el toque de Dios, repartió su vestiduras para dar para aquel pobre, aquel necesitado. Y San Martiño en aquella noche — aún militar —, soñó con Jesús diciendo a él que alguien había cubierto a Él. Él recordó de aquel gesto que tuvo.

Después de un tiempo, él ha recibido el bautismo, se convirtió eremita, pero la bendición, la gracia, no podía quedar allí aislada. Murió el obispo de Tours y él fue aclamado como obispo. Entonces, él volvió para la ciudad, pero no quiso ir para el palacio real, siguió con su moradia muy sencilla, su palacio episcopal; siguió en una morada muy sencilla, para estar con los pobres, para estar con los necesitados. Una vida entregue a Dios.

Mis hermanos, que la vida de ese santo y que ese Evangelio puedan provocarnos a también dar la vida, a entregar nuestra vida. ¿Por que el Señor, al volver quiere vernos como? Quiere vernos donando la vida a nuestro prójimo, a nuestro hermano.

Vamos cubrir a nuestros hermanos pobres con nuestros mantos, vamos dar de comer para aquellos que tiene hambre, vamos dar de beber para aquellos que tienen sed. Que el Señor nos encuentre así: viviendo Su Palabra.

La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!


Padre Márcio Prado

Sacerdote da Comunidade Canção Nova.

Pai das Misericórdias

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