En todos los ambientes, en el trabajo que hacemos, en las redes sociales que utilizamos anunciar y proclamar Jesús
“Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación” (Marcos 16, 15).
Hoy, celebramos el evangelista San Marcos. Él era muy joven cuando comenzó a seguir a Jesús; fue en la casa de él que se realizó la última Cena, según lo que la tradición nos relata. Pero, lo que más conocemos de él es Su Evangelio corto, demás, el más preciso y directo, aquel que nos presenta quien es Jesús. Él nos hace entender la verdad fundamental: Jesús es el Hijo de Dios.
Una vez que, reconocemos en Jesús el Hijo de Dios, Él nos da una misión: anunciar el Evangelio a toda criatura. El Evangelio escrito, narrado y con testigo para nosotros, nos fue dado para que tengamos la vida en Dios. Conocemos la vida de Cristo y la vida que Él nos trajo, porque ese Evangelio llegó a nuestros corazones.
La orden que fue dada a los discípulos es la misma que nos fue dada: predicar el Evangelio a toda criatura. Tal vez, pensemos en el mundo globalizado; lejos, con personas que no conocen el Evangelio, sin embargo, el Evangelio necesita ser predicado en el mundo en que estamos.
Hay muchas personas cerca de nosotros que no conocen el Evangelio y nosotros, muchas veces, estamos cerca de él, pero no lo conocemos. El Evangelio tiene que ser predicado, primero para nosotros mismos, porque somos los primeros que necesitan recibirlo, y lo que recibimos necesitamos dar.
Los discípulos recibieron mucho del Señor, y el “mucho” que recibieron, llevaron para los demás, porque el discípulos no retiene para si, él lleva el otro aquello que él recibió. ¡Nuestra misión en el mundo de hoy es la de anunciar el Evangelio!
¿Qué es anunciar el Evangelio? Es hablar de Jesús, es predicarlo, anunciarlo. No es sentimental ou tontería, por el contrario, es vida transformada.
En el mundo en que estamos se habla de todo: en las redes sociales, en las conversaciones que llevamos aquí y allí, pero hablamos poco o casi nada de Jesús. Estamos restringiendo hablar de Jesús cuando vamos a la Iglesia, cuando nos reunimos en los grupos de oración, pero la verdad es que, en todos los ambientes: en el trabajo que hacemos; en las redes sociales que utilizamos; necesitamos anunciar y proclamar Jesús.
No podemos querer anunciarnos y ni “aparecernos” en los costumbres de Jesús, necesitamos utilizar lo que somos para que, a través de nosotros, Jesús sea conocido, amado y glorificado, porque solo Él tiene palabras que salvan nuestra vida.
¡Dios te bendiga!
