25 Nov 2018

Sometemos nuestra vida al reinado de Cristo

Renunciemos al reinado del maligno para someternos al reinado de Cristo

“Pilato le dijo: «¿Entonces tú eres rey». Jesús respondió: «Tú lo dices: yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz” (Jn 18, 37).

Terminando el Año Litúrgico, celebramos la Solemnidad de Cristo del Universo. Cuando nos referimos al reinado de Cristo, necesitamos quitar de la cabeza lo que comprendemos como los reinos de ese mundo, incluso porque los reinos de ese mundo son temporales, materiales, políticos, ideológicos, son reinos que corresponden la humanidades pasibles que luego pasan.

Estamos referiéndonos al Reino eterno de Cristo, al Reino que el Padre concedió a Él sobre todo el Universo. ¿Dónde Cristo Reina? ¿Dónde esta el Reino de Cristo? ¿Dónde el reinado de Jesús en nuestro medio?

Estamos refiriéndonos al Reino eterno de Cristo, al Reino que el Padre concedió a Él sobre todo el Universo. ¿Dónde Cristo Reina? ¿Dónde esta el Reino de Cristo? ¿Dónde sucede el reinado de Jesús en nuestro medio?

El Reino de Cristo no es un reino de mentiras, de fantasías y tampoco de hipocresías. El Reino de Cristo es el reino de la verdad, de aquellos que se someten a la verdad de Dios, a la verdad que nos libera del pecado, del error, de la mentira, de la maldad, aquella verdad que nos libera de la tinieblas y del príncipe de este mundo que es el maligno que, con sus seducciones, maldades y engaños seduce a muchos. Renunciemos al reinado de él para someternos al reinado de Cristo.

La primera cosa para pertenecer al Reino de Dios es aceptar la verdad, soltar la mentira, asumir Jesús como nuestro único Señor y Salvador, permitir que Él reine en nuestros corazones, en la mente, en la voluntad de cada uno de nosotros, permitir que Él gobierne nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras intenciones.

Señor, sólo a Ti quiero rendir mi corazón, mí alma y todo lo que soy. A tu reinado quiero someter mí vida. Reina en nuestro medio, reina en nuestras casas, en nuestras familias, en la sociedad en que estamos.

No quiero ser utópico, necesito ser real. El Reino de Cristo ocurre en nuestro medio, solo en los corazones que se rinden a Él, solo en las mentes que se rinden a Él. Hasta nosotros que estamos muchas veces en la iglesia no permitimos Cristo reinar entre nosotros. Él es Rey y Señor de aquellos que proclaman su señorío y rinden su vida a los cuidados de Jesús.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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