28 Aug 2020

Seamos prudentes en nuestras elecciones 

“Por lo tanto, sigue vigilando, pues no sabes cual sera el dia ni la hora” (Mateo 25,13)

La parábola de las jóvenes previdentes e impr evidentes, o sea, de aquellas que eran prudentes, atentas, determinadas y providencia ban lo que era necesario para cada día. El aceite estaba allí para encender las lámparas cuando iba al encuentro del novio en la hora que él llegó; y las otras cinco jóvenes eran descuidadas, desatentas, vivían de cualquier manera, y cuando miraran, el novio llegó, no tenían aceite, cuando fueran buscarlo, la puerta se cerró, y ellas quedaron afuera. 

Es lo cuidado que tenemos que tener con nuestra própria vida: no seamos imprudentes, ni imprevidentes. Es aquella historia del motorista que está dirigiendo, y está creyendo que el combustible siempre va tener, que el combustible no va acabar, que en otros momentos él ya dirige con poco. 

Recuerdo de la tristeza que fue, recuerdo con mucho pesar, aquel accidente del avión con el equipo de fútbol de Santa Catarina, Chapecoense. El conductor, el piloto, creyó que el combustible daría para llegar hasta su destino, pues faltaba solo un poco, pero no dió. Al no cargar, el avión cayó. Eso no fue solo la vida de él, sino de todos los que estaban allá. Y cuantas imprudencias cometemos así en la vida. ¿Lo que cuesta poner un poco más? ¿Lo que cuesta estar siempre abastecido? No sabemos cuales son los imprevistos de la vida. 

Corremos el riesgo de perder la gracia eterna porque no somos previdentes y prudentes

En cuantas situaciones pasamos,porque confiamos en nosotros. El hombre prudente no confía en sí, el prudente también no vive desconfiado de los otros, él es prudente en cada cosa, es determinado, disciplinado, organizado y hace aquello que es para ser hecho. No deja la última hora para cuidar, para ser hecho y así por delante. 

Estamos muchas veces perdiendo la vida aquí en la tierra, porque estamos siendo imprudentes en nuestras elecciones y en las cosas que necesitamos hacer. Dejamos muchas cosas para la última hora, y la vida queda tumultuosa, desorganizada. 

En nuestra vida espiritual y en nuestra relación con Dios, estamos perdiendo mucha gracia y corrimos el risco de perder la gracia eterna, porque no somos previdentes, prudentes y no hacemos cada cosa a su tiempo. 

No vamos dejar para rezar todo lo que tenemos que rezar en la hora de morir, vamos cargar en cada día, en cada hora y en cada instante. Vamos providenciando lo que es necesario en cada momento en nuestra vida. El problema es si vivimos esta mentalidad de dejar todo para la última hora la vida continuar así desordenada. 

En el reino de los cielos, no hay lugar para desorden, o estamos preparados o quedamos de fuera. 

 

¡Dios te bendiga! 

Pai das Misericórdias

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