13 Dec 2021

Resgatemos la moral de nuestros tiempos

“Jesús había entrado al Templo y estaba enseñando, cuando los sumos sacerdotes y las autoridades judías fueron a su encuentro para preguntarle: “¿Con qué derecho haces todas estas cosas? ¿Quién te lo ha encargado?” (Mt 21, 23).

Cuando miramos la hipocresía que esta , muchas veces, en el corazón de cada uno de nosotros, reflexionando en aquello que nosotros hacemos, hablamos y preguntamos, tenemos el ejemplo de las hipócritas que son los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo del Evangelio de hoy. Ellos quieren saber de donde proviene la autoridad de Jesús, y no están refiriendose a la autoridad humana, porque Jesús “no tenía autoridad ninguna”, Él no era jefe de nadie. Él tenía su grupo de discípulo, era un humilde carpintero, pero tenía autoridad moral, Él tenía autoridad sobre los espiritus malignos, tenía autoridad sobre las enfermedades, Él tenía la autoridad de la vida, que es autoridad más necesaria.

Hay personas que tiene cargos de autoridades, pero no tiene autoridad de la vida, no tiene autoridad moral, no tiene autoridad de ejemplo. Que no caigamos en esta mentalidad perniciosa, pues no basta ser padre, tiene que tener autoridad moral de padre; no basta ser madre, tiene que tener autoridad moral de madre.

Necesitamos mirar para Jesús que tenía autoridad moral en todo lo que hacia para recuperarnos y resgatarmos la moral de nuestros tiempos

Y autoridad moral no se confunde con autoritarismo, porque en las sociedades autoritarias son así: ellas mantiene las personas sobre el controle, el cabestro, en la fuerza, en la violencia y esta autoridad mundana que se reviste de autoritarismo, muchas veces, entra tambien en nuestras casas y familias.

Cuando el padre quiere mantener sus hijos basada del látigo, basada en los gritos: “Yo que mando en esta casa”, quien manda nunca necesita decir que manda, pues su presencia ya esta diciendo todo, su ejemplo arrastra. Pero, quien manda no es quien manda ordenando, es quien manda haciendo. Jesús no mando Sus discípulos lavar los pies, Él fue allá y los lavo; Jesús no mando Sus discípulos curar los enfermos, Él fue allá y curo, Él los hizo.

Entonces, esta es autoridad de Jesús, la autoridad del ejemplo, de la vida, de la practica; la autoridad de quien es revestido del amor de Dios, y eses quien eran jefes, eran sumos sacerdotes, ancianos del pueblo, ellos no tenían autoridad sobre el pueblo, porque ellos tenían la autoridad solo del autoritarismo. Quien no obedece era preso, azotar y, dependiendo, hasta la muerte era llevado. Era así que se era la autoridad, es así que mantiene, muchas veces, las autoridades en los tiempos en que vivimos, pero esta no puede ser nuestra autoridad en nada que hacemos, no necesitamos jamás usar de la violencia para mostrarnos que tenemos autoridad; seguridad muchas veces es necesaria. La madre, el padre, nosotros sabemos corregir con aquella seguridad, aquella destreza necesaria, sin jamás usar de la violencia.

Que tiene autoridad cuida por encima de todo, no vive cobrando aquello que él mismo no da ejemplo, es por eso que la crisis moral de nuestros tiempos es, especialmente, la crisis de autoridad. Necesitamos mirar para Jesús que tenía autoridad moral en todo lo que hizo para recuperarnos y rescatarnos la moral de nuestros tiempos.

Tengamos autoridad para hablar, pero que ella venga del hacer, que ella venga de las obras y de los buenos ejemplos. ¡Es eso que nuestro tiempo, más que nunca, necesita!

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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