12 May 2021

Recibimos de Dios el Espíritu de la Verdad

“Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo” (Jn 16, 13).

El Espíritu, que de Dios recibimos, es el Espíritu de la Verdad. Vivimos en un mundo tan inmerso en confusiones, mentiras, cosas fakes, falsas.. Muchas veces, estamos llenos de afirmaciones que no son verdades, incluso sobre Dios. Es necesario decir que, muchas veces, veo hablando de un lado para el otro sobre Dios, pero no corresponde a la verdad de Dios.

Cada uno lleva de acuerdo con sus convicciones e intereses, y cada uno hace de Dios el amuleto que quiere para tus necesidades e interés. Es una visión del mundo, pero no es la visión del Espíritu.

El Espíritu es aquel que nos conduje por la verdad, para la verdad, porque ese Espíritu es de la verdad. No hay como permanecer en la verdad, si no permanecer en el Espíritu. La primera verdad es que Dios no viene del ruido ni habla en ruidos. En el medio de todas estas confusiones que estamos inmersos en redes sociales, en medio a tantas formas de hablar. Necesitamos sustraer de todo eso para sumergir en la oración silenciosa y amorosa, para sernos guiados por la gracia que frena los impulsos violentos que están emergiendo dentro de nosotros.

Para hablar de Dios es necesario tener el Espíritu de Dios, ser guiado y silenciado por Dios

No es porque la persona habla con vehemencia, no es porque la persona habla fuerte, grita o tiene muchos argumentos y rumor que la verdad esta en ella. No es porque la persona habla versículo bíblicos o conocimientos en lenguas: griego, hebraico, arameo; no es porque la persona dijo que esta en la iglesia o en la fe por muchos años que significa que la verdad está en ella.

La verdad es amorosa, trae paz, liberta, la verdad sublime es dad por la vida de intimidad con Dios. Cuando tus miras el testimonio de vida, la coherencia, tus bajas la cabeza para Dios, para ser escuchado, guiado, para que Él nos quite de las mentiras que, muchas veces, envuelve nuestra propia vida, que Él mismo nos quite de muchas falacias que acostumbramos a soltar de un lado para el otro, para que nos quite de las verdades que creamos, alimentamos y formamos para sernos guiados por el Espíritu de la Verdad.

Hablo y aseguro que Dios nos sorprende; nos sorprende en el pasado, nos sorprende en el presente y nos sorprenderá mucho en el futuro. Mucha cosa que se dice sobre Dios nada tiene ver con Dios. Mucha cosa que quiere decir en nombre de Dios, no es sobre Él.

Para hablar de Dios es necesario tener el Espíritu de Dios, se guiado y silenciado por Dios para permanecer en la comunión con Él.

La verdad no es la verdad de cada uno, la verdad es única, la verdad que viene de Dios, por eso, es necesario dejarse guiar por aquel que habla no por sí mismo, pero habla de aquello que escuchó del Padre.

Es necesario que Él nos lleve a no glorificarnos a nosotros. La primera cosa que veo, cuando el Espíritu de Dios esta en alguien, es quien Él glorifica, es a si mismo, su grupo, su forma de decir o todo lo que él hace es para la gloria de Dios, para el nombre de Dios y jamás para sí.

Así como Juan, aquel que habla la verdad desaparece para que solo Dios aparezca.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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