Cuando estamos en comunión con Jesús, Él mismo nos limpia para que podamos producir más frutos

“Amense los unos a los otros, como yo los he amado.” (Jn 15,12).

La rama que esta inserida en la vid produce frutos, pero el ramo que no esta inserido no produce frutos ni sirve para nada. En realidad, él no esta más conectado, no esta en la comunión ni en la sintonía de corazón y de la vid en el cual él debe estar conectado.

No podemos perder la comunión y la sintonía con el corazón de Jesús, porque Él cuida de nosotros, nos revitaliza y nos conduce. Necesitamos dejarnos guiar por Jesús, sernos iluminados por Él. Necesitamos permanecer en Cristo, no quitar de Él nuestra mirada en hipótesis ninguna.

Cuando pasamos por aflicciones, cuando los problemas crecen, las dificultades aumentan, los tormentos golpean a la puerta y nos desconectamos del Señor, que cuida de nosotros para cuidarnos de nuestros problemas.

Tenemos que cuidar de todas las situaciones de nuestra vida sin jamás perder la sintonia con Jesús; por el contrario, tiene que crecer nuestra comunión con Él. Necesitamos de la gracia de Dios, necesitamos de Su amor, necesitamos estar conectados a Jesús.

Vivimos en la era de la conexión, todo el mundo esta conectado a las redes sociales, a los Smartphones, computadores y, a veces, estas cosas todas nos quitan de la sintonía, de la conexión única y esencial de nuestra vida, que es la comunión, la comunicación y la sintonía con Jesús, nuestro Señor.

Cuando estamos en comunión con Jesús, Él mismo nos limpia para que podamos producir frutos. El Señor nos purifica. Por eso, no tengamos miedo de ser lavados, purificados, cuando nuestras intenciones no son lavadas ante el corazón misericordioso de Jesús, coremos serios riesgos de no producir frutos.

Para que los frutos crezcan en nosotros, es necesario permanecer en Jesús sin jamás salir de Él y permitir que Él nos puede, purifíquenos a cada día.

¡Dios te bendiga!