29 May 2020

Necesitamos nos levantar por el perdón de Dios

Le preguntó por tercera vez: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?. Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas” (Jn 21, 17)

Miro para el corazón de Jesús: bondoso, misericordioso, afectuoso y veo como el corazón de Él cura nuestro corazón de los traumas, resentimientos, rencores, pero, especialmente, de los sentimientos de culpas que, muchas veces, llevamos en el alma y en el corazón. El sentimiento de culpa que nos hace vivir sumergidos en la retracción, en la vergüenza y en el miedo. Un sentimiento de culpa que no nos deja salir de nosotros para ir hacia delante. En Dios no hay culpa, en Él solo hay perdón y misericordia.

Somos nosotros quien vivimos de culpas y disculpas, es más que disculpas, es perdón. Disculpas es cuando decimos: “Sí, yo he equivocado”, pero el perdón es cuando nos levantamos del error y seguimos hacia adelante.

¿Te recuerdas que Jesús aún estaba en medio de Sus discípulos, durante cuarenta días, y Pedro no tuvo el coraje de encarar Jesús? Porque Pedro dijo que daría su vida por Jesús, que estaría dispuesto a morir por Él, pero negó Jesús tres veces. Jesús no corrió de Pedro, por el contrario, Él quedo muy cerca de él durante estos cuarenta días. El pecado en quien tiene juicio causa vergüenza y sentimiento de culpa. Adán y Eva se escoden cuando pecaron, Pedro también estaba allá oculto. Nosotros también nos retraemos, nos apartamos, vivimos lejos, ni confesar queremos más.

En Dios no hay culpa, en Él solo hay perdón y misericordia

Si no vamos atrás de la misericordia y de la bondad de Dios, la misericordia de Él llama a nuestra puerta. Jesús quedo durante cuarenta días llamando en la puerta del corazón de Pedro, no de nuestra forma, porque de nuestro forma nosotros queremos tirar en la cara de los demás, de cobrar y decir: “¿Esta viendo lo que me has hecho?”.

Jesús no, porque la única cosa que Él quería decir es que el amor de Él por Pedro era mayor que todo. Es obvio que quedaba constrictivo decir: “Pedro, estoy aquí porque te amo”. Jesús quiso saber otra cosa: “¿Pedro, tu me amas?. Y Pedro respondió: “Señor, tu sabes que te amo”. Jesús dijo a él: “Apacienta mis ovejas”.

Como Jesús había hablado antes: “Tu es Pedro, y sobre esta piedra edificare mi Iglesia”, tal vez Pedro tuviera pensado: “Aquello que Jesús me confío ya no es más mio, porque he equivocado”. Entonces es como si Jesús dijera: “Pedro, ahora más que nunca, apacienta mis ovejas, mis corderos. Va adelante, toma posesión de lo que te he dado con responsabilidad”.

Ninguna culpa, ninguno pecado puede quitar de nosotros la responsabilidad de amor de Dios que esta en nosotros. Jesús busco el corazón de Pedro para sanarlo. Pedro peco tres veces, y tres veces Jesús permitió amarlo.

No sé cuantas veces equivocamos, pecamos y fallamos, pero no podemos en el error, en la culpa, en el sentimiento de culpa y tampoco en las disculpas. Necesitamos levantarnos por el perdón de Dios porque no podemos parar, necesitamos amar y llevar ese amor a todos los corazones.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

Pedido de Oración

Enviar
  • Aplicativo Liturgia Diária

    Com o aplicativo Liturgia Diária – Canção Nova, você confere as leituras bíblicas diárias e uma reflexão do Evangelho em texto e áudio. E mais: você ainda pode agendar um horário para estudar a palavra por meio do aplicativo.