16 May 2020

Pertenecemos al Reino de Dios

“Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí. Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, él mundo los odia” (Jn 15, 18-19).

Cuando Jesús esta se refiriendo al mundo, es a este mundo marcado por el paganismo, por los placeres y atractivos; y este mundo, es obvio, no quiere lo que es de Dios, porque prefiere vivir de mentiras, ilusiones, engaños y apariencias.

El Reino de Dios vive de la verdad y de la liberación que nos guía a la verdad libertad. El Reino de Dios consiste en amor, justicia y fraternidad, y este mundo no quiere lo que es fraternos, no quiere lo que es amor. Ese mundo quiere guiarnos para el individualismo, es cada uno por sí y Dios por todos. Pero ese no es el Reino de Dios.

El mundo quiere Dios, la Iglesia y las personas, todos viviendo la mentalidad mundana, y es donde nos iludimos y nos engañamos. No podemos invertir la orden de las cosas, porque el mundo necesita se someter a Dios y no Dios se someter al mundo. El mundo tiene que se convertir para Dios, y no nosotros, que somos de Dios, nos convertimos para la mentalidad mundana.

No somos del odio, de las peleas ni de las confusiones; somos del Reino de Dios

Necesitamos vivir Dios en nosotros, porque si el mundo esta queriendo a nosotros, es porque vivimos una vida mundana. El mundo quiere lo que pertenece a él, pero no pertenecemos a él. Pertenecemos al Reino de Dios.

Muchos no quieren nosotros, hablan mal de nosotros, pero no haremos la misma cosa, porque no somos del odio, de las peleas ni de las confusiones; somos del Reino de Dios, somos de pelear por nuestra alma, para que ella tenga serenidad, paz y viva en la verdad. Somo de pelear para que nuestra alma no se iluda con las confusiones del mundo ni con todas las ilusiones de la sociedad.

El mundo odia lo que es de Dios, porque, primero, odiaran nuestro Maestro, hasta quitaron la vida y persiguieron a Él. Entonces, no nos sintamos los menores, los peores ni creamos complejos por la forma como el mundo nos mira.

Miremos el mundo o las personas del mundo de forma diferente. El mundo con sus pecados, errores e ilusiones, nosotros despreciamos; las personas nosotros amamos, porque ellas pertenecen a Dios. Cuanto a nosotros, pongámonos en penitencia, en vigilancia, en espíritu de permanente cuidado para no caer nuevamente en las ilusiones y seducciones del mundo.

El mundo nos odia, pero no retribuimos con odia, retribuimos con amor. El mundo nos ofende, pero retribuimos con el perdón. El mundo no acoge, pero acogemos todas las personas, porque el Reino de Dios es para todos.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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