“Y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba” (Mc 6,55).
Las multitudes están siguiendo atrás de Jesús, las personas están buscando por Jesús. Los enfermos sin poder caminar son llevados a los pies de Jesús. Y, donde Él esta, la gracia de Dios allí se hace presente tocando, curando, libertando, restaurando, enseñando y formando.
Es imposible escuchar Jesús y no sernos curados; es imposible escucharnos Jesús y la gracia de Él no operar gracia en nuestra vida.
Puede ser que tu estés perdido en el medio de la multitud y, así, la gracia no toca tu corazón. Puede ser que estés en la iglesia haciendo número, quedas de brazos cruzados mirando para el cielo, a veces mira y observa alguna cosa que el padre dijo, mira para tu reloj y no ves el momento de salir.
Aquí estoy hablando de una multitud sediente y hambrienta. Toda vez que tu tiene sed y hambre de Dios y de la gracia de Él, del amor, de la cura y del poder de Dios, la gracia de Él viene en nuestro socorro. Pero que vayas sediento y hambriento, vayas escuchar la Palabra de Dios, mismo que sea en el lugar de tu casa con mucha hambre y sed de ser tocado por el poder de Dios.
Escuche, de atención, va al encuentro de la Palabra y deja ser tocado por ella
La palabra de Él nos sana. Estos días mismo estaba triste y rebelde con una situación, y un corazón rebelde, se convierte en un corazón con rabia, y un corazón con rabia trae muchas cosas negativas para el alma, para el espíritu y para el cuerpo (el físico). Comencé a reflexionar la Palabra y fui dejando caer en mí, entrar en mí, aquella Palabra fue sanando mi tristeza, fue quitando de mi aquel sentimiento negativo y terrible, incluso mi cuerpo que estaba febril resurgió, porque la Palabra de Dios tiene el poder de sanarnos.
Escuche, de atención, va al encuentro de la Palabra y deja ser tocada por ella, porque Jesús es esta Palabra viva donde las personas querían tocar, y todos que tocaban en Él quedaban sanados. Todos que se permiten ser sanados por la Palabra, ella realiza la cura, la liberación y la restauración de Dios en nuestra vida.
¡Dios te bendiga!
