25 Apr 2020

Permitamos que el Evangelio guie nuestro corazón

“Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación” (Mc 16, 15).

Hoy, tenemos la gracia de celebrarnos el evangelista San Marcos. Cuando vamos al Evangelio de Marcos, “bebemos Jesús”, tocamos en la gracia de Él en nuestro medio. Tocamos en Jesús nos evangelizando y formándonos para el Reino de Dios.

Cuando tocamos en este Evangelio maravilloso que Marcos trajo, tenemos la convicción de que Jesús es verdaderamente el Hijo de Dios. Y es eso que Marcos anuncia por aquello que él escribió y anuncio, por la Buena Nueva que no es de él, pero que él trajo de Jesús para que pudiéramos conocerlo.

El Evangelio de Marcos encierra con ese imperativo: “Es necesario ir ao mundo entero y anunciar el Evangelio a toda la criatura”. Ninguna criatura, ningún ser puede ser privado del anuncio del Evangelio.

Es bonito ver que Santo Antonio predicaba para los pájaros; San Francisco predicaba para los animales. Necesitamos anunciar el Evangelio en todo el tiempo y lugar. Necesitamos hacer llegar a los corazones la Palabra del Señor.

Cuando dijo: “toda criatura”, entendemos toda criatura humana porque las otras criaturas no pueden ser bautizadas. No vamos relativizar las cosas ni nivelar todas las cosas como si todo fuera igual, pero es para entender que el amo de Dios necesita extender por todo el universo. La forma del amor de Dios esta en todo el universo es llegar a todos los corazones.

La orden no fue dada solo para los apóstoles, pero todos los bautizados. Aquel que recibió la gracia del bautismo necesita anunciar el nombre de Jesús a los corazones.

Necesitamos anunciar el Evangelio en todo el tiempo y lugar

No podemos nos omitir de nuestra misión, necesitamos proclamar el Evangelio de forma oportuna y de otras formas. Utilicemos los instrumentos que están a nuestro alcance para proclamarnos al mundo o Evangelio de salvación.

Las personas están confusas y perdidas, incluso las personas de nuestra Iglesia y de nuestra comunidad. Ellas recibirán el Evangelio y de ellos se olvidaran o no sumergirán la vida en él. Nosotros nos perdemos y necesitamos ser salvos.

Cuando alguien queda perdido en una isla, en las montañas es decir donde sea, es necesario una operación de rescate para salvar esta persona. Necesitamos de una operación de rescate cada vez mayor para salvar nuestra alma y nuestros corazón que están perdidos. Y nos perdemos porque no nos encontramos aún en Jesús.

Participamos de la vida en Dios y de muchas cosas en la Iglesia, pero cuando nos encontramos perdidos es porque el horizonte de nuestra vida esta sin foco y no esta en la dirección correcta.

Permitamos que la luz del Evangelio guie nuestro corazón. Anunciemos eso, no proclamemos primero nuestras cosas, nuestras visiones y lo que tenemos como nuestra visión personas. Proclamemos, mostremos y anunciemos a Jesús, porque Él es el nuestro Salvador.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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