Tenemos la paz del Resucitado para enfrentar todas las situaciones atribuladas y difíciles de la vida

“Mientras estaban hablando de todo esto, Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo: «Paz a ustedes” (Lucas 24, 36).

El gran don del Resucitado en nuestro medio se llama “paz”. La paz que viene de Dios sana nuestros miedos, nuestras inquietudes y vence toda la ansiedad de nuestro corazón. Necesitamos de la paz que viene de Dios, es por eso que Él nos da la paz.

La paz no es solo un saludo: “La paz esté contigo”; la paz es un don, es aquello que viene del más profundo del corazón de Dios. Quien esta en Dios, vive en paz.

Tal vez puedas pensar: “¿Como voy tener paz en medio a tantas molestias, problemas, dificultades, tormentos, situaciones, dolorosas, enfermedades, dificultades?”. Podríamos enumerar tantas cosas negativas, pero en medio de muchas cosas oscuras de la vida, la luz de Dios trae paz para enfrentar las adversidades que están delante de nosotros.

La cuestión es que nos dejamos perturbar, dejamos los problemas hablaren más alto, las situaciones oscuras tomaren cuenta de nuestros sentimientos, además, necesitamos de la paz de Jesús para enfrentar todas las situaciones de la vida.

Solo somos derrotados por las situaciones emblemáticas de la vida, porque nos deparamos delante de estas circunstancias con agresividad y no con la paz que es necesaria para enfrentarlas. A veces, somos agresivos, nos agitamos, nos perturbamos, nos desesperamos.

El desespero es perder la esperanza, y, quien no tiene esperanza, no tiene paz. Nuestra esperanza esta en Él. Una vez que Jesús es nuestra esperanza, Él nana, tranquiliza y silencia nuetsro corazón. Él pone orden en las cosas que están desordenadas dentro de nosotros para que, movidos por la paz, instruidos y plenos de la paz, tengamos la serenidad para enfrentar las dificultades y tormentos de nuestra vida.

Puede ser que los tormentos de nuestra vida incluso aumenten, algunos dicen: “Dios me está castigando”. Sin embargo, Dios nos esta bendiciendo, porque, tenemos la paz del Resucitado para enfrentar todas las situaciones atribuladas y difíciles de la vida.

Que la paz del Resucitado esté en nosotros para que, sembramos la paz y seamos llenos de la paz que transforma nuestro corazón y nuestra vida.

¡Dios te bendiga!