25 Jul 2019

Para seguir Jesús es necesario ser un servidor

“Pero no será así entre ustedes. Al contrario, el que de ustedes quiera ser grande, que se haga el servidor de ustedes, y si alguno de ustedes quiere ser el primero entre ustedes, que se haga el esclavo de todos. Hagan como el Hijo del Hombre, que no vino a ser servido, sino a servir y dar su vida como rescate por muchos” (Mt 20, 26 -28).

Tenemos la gran gracia de celebrarnos, en la Liturgia del día de hoy, el apóstol San Tiago. Hijo de Zebedeu y Salomé, el apóstol San Tiago era hermano del apóstol Juan, autor del Evangelio que nosotros tanto amamos en las Sagradas Escrituras.

Lo que llama la atención, en la Palabra que la Iglesia nos da hoy para celebrarnos el apóstol San Tiago, es la actitud de madre de él, Salome. Ella se acerco de Jesús con la intención de hacer un pedido, una súplica. ¿Sabe aquella madre que quiere ver los hijos, bien guardados? Todas las madres, gracias a Dios, son llenas de buenas intenciones, pero mismo las buenas intenciones necesitan ser purificadas y guiadas.

Hoy, mirando para tu corazón de padre, corazón de madre, corazón de hijos, Dios quiere guiar tus intenciones por mejor que ellas sean discípulos del Señor como Tiago era, como tu hermano Juan también era.

Para seguir Jesús es necesario ser un servidor, siervo de los hombres, de la humanidad, siervo de la Iglesia de la evangelización

El hecho es que el pedido de la madre engendro un mal estar en un grupo, porque la madre fue pedir para que un hijo pueda sentar a la derecha y otro a la izquierda de Jesús en Su Reino. ¡Que cosa buena! ¿Cual madre no quiere un hijo bien allí del lado de Jesús? La intención que la madre tuvo fue esta: “Ponga mis dos hijos como Tus discípulos, Tus seguidores, pero poner muy cerca de ti”.

Yo veo, en el pedido de Salome, la suplica que cada madre tiene en el corazón. Como la madre desea que cada hijo este mu cerca de Jesús, este al lado de Él, este reinando con Jesús aquí en tu vida futura! NO hay problema ninguno en la suplica de la madre, hay solo en la comprensión.

Jesús dijo que para sentar a la izquierda o a la derecha no cabe a Él, porque fue el Padre que reservo el lugar de cada uno en su corazón, pero el más importante es que no podemos olvidarnos: el discípulo de Jesús necesita ser servidor, aquel que sirve.

Quien quiere servir Jesús no puede tener preocupaciones con lugares, con importancia, con títulos, reconocimientos y valorización. Muchas personas acaban se aparatando del camino del discipulado, porque quieren ser valorizados, reconocidas, aplaudidas y, realmente, se decepcionan para seguir Aquel que murió clavado en la cruz, Aquel que llevo en su cruz noche y día.

Para seguir Jesús es necesario ser un servidor, siervo de los hombres, de la humanidad, siervo de la Iglesia y de la evangelización. Siervo es aquel que esta aservicio, es el trabajador, el operario, es aquel que opera y pone la mano en la masa, es aquel que tiene disposición para trabajar y no quiere ser reconocido, valorizado ni asalariado. Pero no es el salario del mundo, donde trabajamos en euna empresa y ganamos por lo que hacemos. Lo que ganamos siguiendo Jesús es convertirnos Su servidor.

Si tu quieres convertirse discípulo de Jesús, pide, todos los días, el don y la gracia de servir sin nada esperar en cambio.

¡Dios te bendiga!

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