09 Oct 2021

Escuchemos y practiquemos la Palabra de Dios en nuestra vida

“Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican” (Lc 11, 28).

Mientras aquella mujer, en alta voz, exaltaba el vientre que trajo Jesús y los senos que amamantaran a Él, proclamando esta feliz bienaventuranza, porque, de hecho, bendita sea Ella, la Virgen María, como la propia Isabel la asalto: “Feliz es tu que has traído para mí la madre de mi salvador”. Entonces, María es feliz, es benedicta, Bienaventurada, es agraciada porque nos trajo Jesús, pero Ella es más aún Bienaventurada y más feliz porque no solo trajo Jesús, pero fue la primera que escuchó Jesús, que vivió y practicó la Palabra de Él.

Escuchar la Palabra es escuchar Dios, es dejar ser guiado, iluminado y guiado por Dios

Tu puedes, tal vez, decir así: “No tuve la gracia que Él tuvo, porque solo ella puede engendrar Jesús”, pero todos nosotros podemos convertirnos tan discípulos de Jesús como Ella. El merito que es de Ella es de Ella, solo ella puede ser la Madre de Jesús, el Salvador, pero todos nosotros podemos ser discípulos, escuchar la Palabra del Señor y practicarla.

La Palabra de Dios viene al encuentro de todos nosotros, la Palabra de Dios vive en nuestro medio, esta en nosotros, lo que nosotros necesitamos es acoger y escuchar. No basta ser cristiano, no basta ser un hombre religioso, una mujer religiosa, porque, muchos en la época de Jesús también eran religioso, pero no escucharon, no acogieron y no practicarán la Palabra.

Nosotros, hoy, podemos, tal vez, gloriarnos porque “yo soy cristiano”, porque “yo soy discípulo de Jesús”. Eso no es motivo de vanagloria, lo que es motivo de la gloría de Dios (porque la gloría es toda de Él), es cuando escuchamos Su Palabra. Por eso, no conozco ejercicio espiritual, práctica de fe más importante que la practica de la escucha, en la escucha de la Palabra, porque, escuchar la Palabra es escuchar Dios, es dejar ser guiado, iluminado y direccionado por Dios, y, cuando nosotros escuchamos, reflexionamos y escuchamos la Palabra, nosotros la practicamos, somos de verdad felices y bienaventurados discípulos de Jesús.

¡Que la gracia de Dios nos ilumine a cada día para escucharnos Su Palabra y practicarnos en nuestra vida!

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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