25 Aug 2019

El Reino de Dios es de quien se esfuerza

“Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán” (Lc 13, 24).

El Reino de Dios es para quien se esfuerza. Sabemos que el esfuerzo es la fuerza interior que hacemos con nosotros. Necesitamos de mucha fuerza para vencier, incluso, vencer las malas inclinaciones del alma y del corazón que vamos adquiriendo a lo largo de la vida.

Si Dios nos creo inclinados para Él, ya el mal nos inclino para el pecado, para el error, para la ignorancia y para la maldad. Es todo un esfuerzo primero de la gracia de Dios, es la gracia de Dos que viene en nuestra ayuda para ponernos en el camino del bien.

Hay fuerzas dentro de nosotros, deseos, concupiscencias, las dichas malas inclinaciones que nos alargan para ese mundo fasto, llenos de placeres y facilidades. Y estamos en búsquedas de las facilidades, de los caminos más fáciles y de los placeres gratuitos de la vida, pero no estamos esforzándonos para disciplinar nuestra alma y nuestro corazón para que este en Dios.

El Reino de Dios es hecho de dos realidades, la primera de ellas es la gracia de Dios que viene a nuestra ayuda, la gracia de dis que es ofrecida para santificarnos. La segunda parte es nuestra respuesta para esta gracia. La respuesta para la gracia exige un esfuerzo de nuestra parte. Por eso, el reino de Dios es para aquel que hace todo el esfuerzo posible para entrar por la puerta estrecha.

El Reino de Dios es de quien se esfuerza y de quien hace sacrificio para ser mejor, para ser justo y santo

La puerta estrecha es aquella que es apretada. Y nos apretamos, nos sofocamos para conseguir pasar por ella. No nos acostumbramos con aquellas puertas largas llenas de facilidades que la vida nos ofrece. Muchos entran por ella porque esta abierta, pero ella guía muchas almas y corazones para los abismos que, muchas veces, no tiene vuelta los abismos que llevan las personas a se perdieren. ¡Y como se pierden en el mundo de hoy con facilidades!

Miremos para el mundo de las drogas, el mundo de las bebidas alcohólicas, el mundo del sexo fácil, del amor libre, es todo muy fácil. Para algunos basta decir: “Yo quiero”, entonces las cosas ocurren.

Miremos para las realidades de los placeres sin freno y del dinero fácil. No vamos seguir el camino de las facilidades, sigamos el camino del esfuerzo, de la lucha, del sacrificio personas, de las virtudes que, muchas veces, duele el alma, pero santifica el corazón, nos pone en el camino para el Reino de los Cielos.

A partir de nuestros niños y de nuestros adolescente no indiquemos los caminos fáciles de la vida a ellos. Tiene valor en la vida lo que es conseguido con esfuerzo y sacrificio, por eso, el Reino de Dios es de quien se esfuerza y de quien hace sacrificio para ser mejor, para ser justo y santo, y para estar en el camino de la salvación.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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