15 Nov 2018

El Reino de Dios sucede en la vida de aquel que se rinde a Jesús

El Reino de Dios sucede para aquel que entrega su vida para vivir las practicas del Reino de Dios

“Los fariseos le preguntaron cuándo llegará el Reino de Dios. El les respondió: «El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: «Está aquí» o «Está allí». Porque el Reino de Dios está entre ustedes” (Lucas 17, 20-21).

Los fariseos se acercaran de Jesús para preguntar cual era el momento que el Reino de Dios llegaría en nuetsro medio. Ellos entendían que el Reino de Dios era la llegada triunfal de Dios y, que aquellos que eran de Dios estarían con Él. La mentalidad no es esta. Primero, necesitamos comprender lo que es el Reino de Dios.

El Reino de Dios es el Rey Jesús entre nosotros; es Jesús siendo el Señor de nuestra vida; es proclamar el Señorío de Él en lo que hacemos. El Reino de Dios no es como los Reinos de este mundo. El Reino de Dios ocurre en la vida de aquel que se rinde a Jesús. El Reino de Dios ocurre para aquel que entrega su vida para vivir las prácticas del Reino de Dios.

No queramos imaginar el Reino de Dios fantasioso y mágico, porque él es la vida transformada y entregue a la causa del Reino. El Reino de Dios esta en nuestro medio de nosotros cuando vivimos Jesús en nuestra vida, y sí cuando vivimos y llevamos la vida en nombre de Él. El Reino de Dios esta entre nosotros cuando nuestras practicas y nuestros actos son como la verdad del Evangelio.

Caminamos en medio de las tinieblas, en el mundo perdido, pernicioso, malvado y, en medio de este mundo, hacemos el Reino de Dios suceder cuando somos levadura, sal, luz y cuando testimoniamos lo que creemos.

A veces, las personas reclaman: “Padre, en mi trabajo el clima es tan difícil, el clima es tan pesado. No tiene un lugar para vivir bien, porque todas las personas son malas”. Lleve el Reino de Dios para su trabajo, no dejes amargar. Sea la presencia testimonial de Dios en medio a las tinieblas. Tal vez, las tinieblas que existe en tu trabajo, en tu casa, en tu familia, en tu calle y en tu ciudad. No sea una luz apagada, sea una luz viva.

Tu llegas en una Iglesia y esta allí la luz del Sagrario encendida, ella representa: “¡Jesús esta aquí!”. Donde tu estas necesita ser como esta luz del Sagrario, no brillando y tampoco llamando la atención para sí, pero las personas viendo tu testimonio de vida, tu sencillez, tu humildad. Viendo que tu habla mal de nadie, viendo que tu no cae en los chismes que todo el mundo cae, viendo que tu no practicas cosas malas, aquellas maldades perniciosas de las personas poniendo unas contra las otras, entregándose a los demás.

Tu, no viviendo lo que los demás viven, pero viviendo con sencillez y discreción, allí el Reino de Dios estará y sucederá.

Necesitamos de esta fuerza evangélica para testimoniar el Reino de Dios, porque, muchas veces, hasta cuando las personas se reúnen para hablar de Dios, el Reino de Dios no sucede, porque el corazón no se desarma de la maldad.

Cuando nos arman de la bondad de Dios y de las virtudes evangélicas, el Reino de Dios esta presente en nuestro medio.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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