20 Apr 2021

El Pan que desciende del Cielo alimenta nuestra alma

“Porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo” (Jn 6, 33).

Jesús están nos presentando el verdadero pan, el verdadero alimento. Ya despertamos sedientos y hambrientos, pasamos el día pensando en lo que vamos comer, pero hay una sed profunda, hay hambre que inquieta nuestra alma y nuestro corazón y, muchas veces, descontamos en los alimentos del día a día que es la sed más profunda del alma, lo que es el hambre más profunda del corazón del hombre.

Partimos para los alimentos, para las bebidas; otros van para e cigarro, para las drogas, para una sexualidad equivocada, lo que es el hambre que nuestro interior tiene.

Nuestra alma y nuestro corazón están sedientos de la verdad y de eternidad, nuestro corazón y nuestro interior tiene sed del verdadero alimento, tiene sed de algo que sane lo que dentro de nosotros esta vacío. Y llenamos con los alimentos de ese mundo la sed que es eterna, el hambre que es infinita dentro de nuestro corazón.

Solo Dios puede sanar nuestra hambre, solo el amor divino puede sanar nuestra sed, por eso, Jesús esta afirmando que el Pan que viene del Cielo es aquel da la vida, es aquel que sana y, verdaderamente, alimenta el hambre y la sed del alma.

Necesitamos volvernos para Aquel que es el Pan de la Vida

Es necesario decir, de forma categórica, que necesitamos alimentarnos de Dios, necesitamos llenarnos de Él. Necesitamos dejar que aquella sed y vacío que están en nosotros nos sane de Dios, porque sino vamos alimentarnos de los alimentos y elementos del mundo que son incluso paliativo, o sea, iluden, engañan, disfrazan, pero no resuelve. Tu estas con sed, bebes mucha cosa, bebes gaseosa, eso y aquello, pero no resuelve, tu solo engañas tu sed, porque hay una sed más profunda e inquieta que tormenta nuestro ser.

Necesitamos nos sana de Dios, nos llena de Él porque necesitamos volver para Aquel que es el Pan de la Vida.

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Recibimos Jesús en la Eucaristía, en la Palabra, en la practica del amor, pero es más que recibir, es alimentarse, es sanar, no es esperar que, así como yo como un pan y ese ya me lleno, me satisface, no es simplemente esperar que abriendo la Biblia o comulgando la Eucaristía, de una forma mágica, ya estará todo resuelto
La Eucaristía es Jesús quien entra en nosotros, pero necesitamos entrar en la Eucaristía, sumergir nuestra vida en la Eucaristía. La Palabra de Dios es Él quien entra en nosotros, pero yo necesito entrar en la Palabra, entrar en ella, sumergir, sanarme y entregar a ella para que la obra de Dios se va realizando, va sanando, va rellenando los vacíos de mi alma y de mi corazón.

No sea simplemente aquella persona que fue a Misa, que comulgo, pero no entro en comunión con Dios; no sea aquella persona que abrió la Biblia, pero no contemplo, no entro en la acción renovadora de Dios en el alma y en el corazón.

Es necesario tener comunión con Dios, y comunión con Él es sumergir nuestra vida en Dios y dejar que Él este presente en todas las áreas de nuestra vida, es sanar, satisfacer y alimentarse de Él, es vivir en la presencia de Dios en todo lo que realizamos en esta vida.

Es necesario sanarse del pan que da la vida y trae sentido para nuestra existencia.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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