14 Dec 2017

El mérito en el Reino de Dios es ser el menor

Hay una única competición en el Reino de los Cielos a la cual necesitamos hacer parte, y no podemos renunciar: es la competición por la “pequeñez”

“Yo se lo digo: de entre los hijos de mujer no se ha manifestado uno más grande que Juan Bautista, y sin embargo el más pequeño en el Reino de los Cielos es más que él” (Mt 11, 11).

El Tiempo del Adviento nos apunta “algunos personas claves” en el Ministerio de Salvación y de la Encarnación de Jesucristo. Miramos para Juan Bautista, aquella voz que ruge y clama en el desierto, anunciando Aquel que viene.

¿Juan tiene una grandeza de alma que es conocida por todos, pero por donde esta la grandeza de Juan? ¿Es por que él es un profeta? ¿Es por que él es predecesor del Mesías? ¿Es por que él esta en el desierto predicando la penitencia?

¡No! La grandeza de Juan esta, justamente, en volverse pequeño, en no elevarse y ni dejar que ningún sentimiento de grandeza cuenta de su alma. Es él quien nos va decir: “Conviene que Él crezca y yo disminuya”.

Quien esta a servicio del Evangelio y de Cristo, no busca reconocimiento, crecimiento, importancia, aplausos o merecimientos humanos. No busca luces y tan poco aplausos para si, aplausos son solo para Cristo. Se hace menor, muchas veces, ni aparece, no se muestra, sin embargo, todo lo que hace, deja la marca de Jesús, la presencia de Él.

El mensajero de Jesús solo puede querer escuchar una cosa: “Yo encontré Dios por medio de ti. Tu me lleva hacia Dios. Tu me haces conocer Dios. Tu me acerca de Él”. No traemos las personas para nosotros, no somos capaces de sanar y ni de cuidar, además , por veces, la soberbia, nuestro orgullo, la autosuficiencia, nos lleva a creer que nosotros somos buenos y maravillosos. Nos gusta de los aplausos de los elogios, sin embargo, aquel que se hace menor, se convierte mayor que Juan.

Hay única competición en el Reino de los Cielos a la cual necesitamos hacer parte de ella, y no podemos renunciar: es la competición por la “pequeñez”. La competición no puede ser jamás por la “grandeza”, por el reconocimiento, jamás para querer en convertirse en el mejor o más aplaudido.

A veces, me quedo observando como los criterios del mundo, invaden el pensamiento y los sentimientos de nosotros que, nos ponemos para ser discípulos de Jesús.

Las personas están competiendo quien es más, quien puede más, quien hace más, quien esta hace más tiempo, quien tiene ese o aquel merito. Además, el merito en el Reino de Dios es ser el menor, es no ponerse encima de los demás o sentirse más importantes que los demás. Si así lo hacemos, estamos en el camino de la salvación, y pasando por los caminos que Juan Bautista abrió apuntándonos el Mesías.

Conviene a cada día que solo Jesús crezca y que nosotros disminuyamos.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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