28 Aug 2019

El más importante es cuidar de nuestro interior

“Ustedes también aparentan como que fueran personas muy correctas, pero en su interior están llenos de falsedad y de maldad” (Mt 23, 28).

Vivimos en la sociedad de las apariencias, donde lo que importa es lo que aparenta ser, lo que demostramos ser: la cara, fantasía que utilizamos, el maquillaje que cambiamos, la ropa que estamos vistiendo.

La ropa blanca y lo que utilizamos en el cuello no significada nada, son solo señales externos de aquello que debería ser mi vida interior, de aquello que necesito vivir con intensidad y seriedad en mi propia vida. Eso vale para todos nosotros, porque, muchas veces, estamos nos preocupando con las cosas externas y no estamos viviendo interiormente.

Algunas personas son muy buenas con las personas que están fuera, con los amigos, con aquellos que encuentran en la calle, pero dentro de casa no consiguen vivir la paciencia, la misericodia y la tolerancia.

El trabajo interior que vivimos a cada día de nuestra vida es cuidar de los sentimientos del corazón

Muchas veces, estamos predicando amor y misericordia, pero no conseguimos vivir el amor en las actitudes de unos para con los otros, con las personas que están cercas de nosotros.

Tener amor por ti, que esta lejos, que esta me escuchando de cualquier lugar, es muy sencillo, hasta porque no nos encontramos. Entonces, todo lo que ves de mi es bonito y aparente. Ahora, ¿dónde vivo, de hecho, mi fe y mi religión? Con quien convive conmigo, con quien esta conmigo, con quien comparto el trabajo, con quien comparto la vida en el día a día, con quien comparto la misma iglesia que voy.

¿Cómo testimoniamos la religión que vivimos? No podemos vivir la religión da apariencia, porque si el mundo de las apariencias es una tristeza, la religión de las apariencias es una desgracia, es la perdida total de las gracia. La hipocresía es lo que más destruye lo mejor de los sentimientos religiosos. Aparentamos ser lo que, de hecho, no somos.

El trabajo interior que vivimos, a cada día de nuestra vida, es cuidar de los sentimientos del corazón, de los afectos del alma, de las actitudes que nosotros tenemos, de la forma como lidiamos unos con los otros para que no aparentemos ser lo que no somos.

Que nuestra religión sea de hechos, actitudes y de una búsqueda sincera y verdadera de conversión a cada día.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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