19 Apr 2018

El cuerpo del Señor trajo razón para nuestra vida

Dios nos dio Su carne, Su cuerpo entero para “alimentarnos”

“Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo” (Jn 6, 51).

El Cuerpo del Señor fue predicado en la Cruz para dar vida al mundo. Cuando miramos para el Cristo crucificado en la Cruz, tenemos piedad y compasión, sin embargo, no es una cosa y ni otra, es un amor profundo.

El padre y la madre trabajan para dar vida a sus hijos. Pienso en la madre que da el leche de su seno para alimentar la vida que generó, da su propio cuerpo para alimentar sus hijos.

Dios nos dio Su carne, Su Cuerpo para alimentarnos. Aquel Cuerpo que fue puesto en la Cruz, pareció para algunos un espectáculo ridículo, porque para ellos alguien ser clavado en una cruz y desnudo era digno de condenación. Pero, Jesús no tenía ningún motivo para ser condenado, permitió ser condenado para ser alimento, Él mismo quiso ser nuestra salvación, nuestra redención. El “Pan” que Él nos dio es Su propio Cuerpo para salvar la vida del mundo.

No permitamos que nuestra vida pereza por falta de significados y sentidos. A cada minuto una persona se suicida, quita la propia vida. Solo quita la vida quien no tiene sentido para su vida. No es juicio de aquellos que se suicidaron, cada uno tiene sus razones psicológicas. La verdad es que nuestra vida necesita de sentido (…..) necesitamos de una razón para vivir; el Cuerpo del Señor es la razón de nuestra propia vida. Es necesario comer, alimentarse, permitir ser alimentados por la presencia de Él.

Me vuelvo para la Eucaristía y no veo en ellas solo un sentido de “memoria”, en el sentido de recuerdo, pero la propia Carne y Sangre del Señor fueron dado como alimento para nosotros. Para sumergirse en la Eucaristía, permitamos que nuestra vida sea sumergida en el Cuerpo y Sangre del Señor, permitamos ser embriagados por esta presencia transformadora y santificadora, que transciende nuestra propia capacidad humana.

La Eucaristía es un sacramento hermoso y profundo para nuestra propia comprensión. Si no podemos comprender, creemos, vivamos de la fe, pero dejemos que la Eucaristía transforme nuestra forma de pensar.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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