06 Feb 2021

Nadie es sanado sin el descanso

“El les dijo: Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco. Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer” (Mc 6, 31).

El Evangelio de hoy nos muestra Jesús como Aquel que cuida con amor, ternura y delicadeza de la naturaleza humana de cada uno de nosotros. Pena que nosotros mismos no cuidamos; al contrario, nosotros descuidamos de nosotros mismo.

La primera actitud de Jesús es la de compasión. Él tiene compasión de las multitudes sufridas y dañadas, Él tiene compasión de aquellas multitudes todas, porque están enfermos, enfermas. Jesús quiere cuidar como un buen Pastor de Sus ovejas.

La primera cosa que Él hace es cuidar enseñando. Muchas veces, cuando vamos buscar cura para nuestras enfermedades, no aprendemos lo que nos dejo enfermos, nosotros solo queremos el remedio. Pero se tomamos solo el remedio, puede saber que vamos quedar enfermos de nuevo, sino peor. Necesitamos saber lo que nos deja enfermos.

Por eso, permitamos que los médicos nos enseñen, que los profesores, que los profesionales nos enseñan, y permitamos también que el Maestro de la Vida nos enseñe. Él es el Señor del corazón y Él tiene todo a enseñarnos, porque no sabemos cuidar de nuestro corazón. Si subiéramos, pues no nos íbamos herir mucho, unos a los otros, no seriamos personas muy heridas como somos.

Nadie es revitalizado si no concede el alma, al cuerpo y a la mente el frescor del descanso para reparar sus fuerzas

Aprendamos con el Maestro Jesús, a cada día, como cuidar de nosotros, de nuestro corazón y de nuestras emociones, porque Él quiere cuidar de nosotros, pero es necesario que la oveja escuche tu Pastor.

Después, el Maestro que cuida – porque esta es Tu misión -, enseña Tus discípulos a retirarse para el desierto de la vida y del corazón. ¿Para qué? Para descansaren.

Nadie es curado sin el descanso, nadie es revitalizado si no concede el alma, al cuerpo y la mente el frescor del descanso para reparar tus fuerzas, tus energías, la capacidad de cada día. En otras palabras, el Maestro nos esta diciendo que no somos maquinas.

Incluso las maquinas tiene que ser cuidadas, hasta las maquinas tiene que ser revigoradas a cada tiempo, pero la verdad es que no somo. Las maquinas pueden tener toda la inteligencia y capacidad, pero ellas no tienen la emoción, el alma, el espíritu, porque ningún ser humano puede crear lo que solo Dios creo: nuestra semejanza con Él.

Miro para Dios que no se cansa, que creo el mundo en seis días, y en el séptimo descanso, y se dio cuenta que estamos nos agrediendo, cada vez más, cuando no damos al cuerpo, a la mente y al espíritu el don sagrado del descanso.

Si trabajar es sagrado, tan sagrado como el trabajo es el valor del descanso. Dejemos de reparar eso en la vida de cada uno de nosotros si queremos, verdaderamente, ser sanados.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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