21 Dec 2020

María nos trajo el Bendito Salvador

“¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?” (Lc 1, 42-43).

María es la Madre del Señor, yo sé que, para algunos, pueda parecer difícil la comprensión porque no es una comprensión lógica, aquí es una comprensión mística, espiritual, sublime y divina. Es Isabel quien esta diciendo: “¿Cómo puedo merecer que la Madre de mi Señor viene a visitarme?”. Porque Aquel que María trae en Su vientre, Él es el Señor, Él es nuestro Dios.

Quedo admirado en ver Isabel ya adorar, ya reconocer, ya proclamar el señorío de Jesús, ya proclamar Jesús como su Señor y Salvador, porque muchos entre nosotros no proclamamos con vehemencia, es decir, con todo nuestro corazón que Jesús es Nuestro Señor y Salvador.

Y para reconocer el señorío de Jesús, necesitamos reconocer Jesús que esta en el vientre de María, necesitamos reconocerla como portadora de la gracia sublime, que es Jesús, Nuestro Señor y Salvador.

No puedo imaginar celebrar la Navidad, la vida nueva, la presencia de Dios, sin Aquella que nos trajo el Salvador

Como María fue visitar Isabel para llevar el Señor, para llevar el Salvador, para llevar Jesús hasta Ella, cuando María llega en nuestras casas, en nuestra vida y en nuestra familia, no es para Ella ser adorada y Exaltada. Nosotros reconocemos a Ella, es bendita entre todas las mujeres y no hay otra mujer que sea más bendita, más bendecida y más agraciada que Ella. María es bendita nos trajo el Bendito Salvador; Ella es bendita porque trajo el Bendito fruto que nació de Su vientre, Jesús, Nuestro Señor, Nuestro Dios y Redentor.

Por eso, hoy, acojamos a María, recibamos, tengamos María cada vez más como la discipula del Señor, pero Aquella que es la Madre del Salvador y que nos pone en el camino de Jesús. No puedo imaginar celebrar la Navidad, la vida nueva, la presencia de Dios, sin Aquella que nos trajo el Salvador.

No estoy esperando Papa Noel, Mama Noel, yo quiero solo que María venga traerme Tu Hijo, mi Salvador. ¡Es el único regalo que mi vida necesita! Eso basta para que Isabel exultase de alegría, porque la Madre de su Señor fue visitarla. Que la madre de mi Señor venga visitarme y pueda trae Jesús, mi Salvador.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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