03 Dec 2021

La luz de Dios quiere abrir nuestros ojos

“Al retirarse Jesús de allí, lo siguieron dos ciegos que gritaban: ¡Hijo de David, ten compasión de nosotros!” (Mt 9, 27).

El grito de dos ciegos del Evangelio de hoy es por misericordia, por compasión, por clemencia y socorro. El grito de los dos ciegos de hoy muestra lo mucho que nostros, que estamos también ciegos en esta vida, necesitamos gritar y clamar por la misericordia de Dios, para que podamos ver, para que podamos ver lo que no conseguimos ver, para que nuestros ojos puedan abrirse.

A veces, preguntamos: “¿Qué esta ocurriendo con mi vida?”, “¿Qué esta ocurriendo con mi familia?”, “¿Qué esta ocurriendo con mi casa?”, “No consigo entender, no consigo ver”; y muchas veces esta delante de nosotros y no vemos el problema; muchas veces, el problema esta dentro de nosotros, pero, no lo vemos.

Dejemos que la gracia de Dios nos toque, para que nuestros ojos puedan abrirse para ver lo que aún no vemos

La primera cosa es admitir que soy ciego, es admitir que mi visión de vida y de mundo es limitada, muchas veces distorsionada, mal concentrada y esta faltando luz para que yo realmente pueda ver lo que esta a mi alrededor. Pero, más aún que ver lo que a mi alrededor, necesito ver lo que esta dentro de mi y que, muchas veces, no veo, porque estoy siempre pensando que el problema son los demás, no veo en mí lo que necesito cambiar, lo que necesito hacer, como necesito comportarme. Veo personas que pasan toda la vida reclamando de los demás, son hijos que no se veen, quieren siempre poner la culpa de sus problemas y dificultades en sus padres.

Para mí, una de las mayores calamidades de nuestros tiempos es esta: es ver personas que ya son adultas, que ya deberían tener una madurez, pero son ciegas y viven una verdadera falta de madurez de vida, están siempre detrás de los demás para culpar y para disculpar sus propios errores. Eso cuando no están culpando los padres, los cuales muchas veces están con edad avanzada, sufridos, y tienen que quedar escuchando hijo reclamando, culpando por eso o por aquello. Puede ser que, en el pasado, hay ocurrido algo que lo limito, pero la vida es superar, es ir hacia adelante.

Cuanta ceguera en el mundo en que estamos, donde las personas quieren poner la culpa en Dios por los desastres, por lo que que no fue ha sido bien. Disculpame decir, pero no vemos, no nos vemos como necesitamos realmente vernos; y es preferible quedar en aquel bastón, ancorado en las culpas y disculpas, cuando lo que nosotros necesitamos es ver, es reconocer que estamos ciegos, limitados en nuestra visión interior, limitados en nuestra visión de vida, reconocer nuestra propia ignorancia, aquello que nosotros ignoramos, que no reconocemos, y humildemente busca una ayuda.

Los dos ciegos buscaran en Jesús la luz. El grito de misericordia es el grito de reconocimiento de propia debilidad, en la necesidad de socorro, de ayuda. Si somos ciegos en la visión espiritual, nos cerramos en nuestro orgullo, en nuestra soberbia y no vemos la luz de Dios que quiere abrir nuestros ojos.

¿Tu crees que Jesús puede abrir nuestros ojos? Si tu crees, deja que la gracia de Dios toque en ti, para que tus ojos puedan abrirse para ver lo que aún no ves.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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