03 Oct 2021

Luchemos por el sacramento del matrimonio

“Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre para unirse con su esposa, y serán los dos una sola carne. De manera que ya no son dos, sino uno solo. Pues bien, lo que Dios ha unido, que el hombre no lo separe.” (Mc 10, 7-9).

La Palabra de Dios, hoy, nos invita a reflexionar sobre el misterio sagrado de la unión conyugal. El misterio sagrado del matrimonio, es “misterio” porque es profundo, sublime y divino; es “sagrado” porque es de Dios la unión del hombre con la mujer. No es simplemente una unión carnal o la unión de dos voluntades, no es una unión en el ser hombre en su integridad, del ser mujer en su integridad para que de esta unión de dos seres distintos se forme una sola realidad maravillosa: la realidad de la familia, la realidad de la unión, la realidad de ser una pareja.

Delante de un mundo que todo profana y todo corrompe, necesitamos, cada vez más, tomar consciencia del Sagrado para no banalizar, para no tratarnos de cualquier forma lo que es la voluntad de Dios, designo, plano y acción de Dios.

Luchemos por la gracia del sacramento del matrimonio por toda la vida como Dios soño, como él quiso y como Él bendice

Si, en el principio, Dios creo todas las cosas, Dios creo para que el hombre y la mujer estuviesen juntos y unidos en un solo corazón en esta misión divina. La primera misión es de unirse, de formaren un solo cuerpo, una sola realidad mismo siendo dos personas distintas, con características no solo físicas, las características de historias de vida y de psique. Esta es la belleza, la gracia, es el amor de Dios que une el diferente para convertirlo en una sola realidad. No da para comprendernos la profundidad de la unión conyugal del hombre con la mujer, si no volvernos para el Sagrado, porque, cada vez más, la vida matrimonial es profanada y no tiene respeto.

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Cuidar del matrimonio, de la unión del hombre con la mujer, no es parar simplemente en los limites, en los defectos, en los problemas, en los ajustes, en las dificultades y, sin embargo, queremos mirar la óptica del matrimonio a partir de las debilidades. La óptica del matrimonio es la gracia de Dios, la óptica del matrimonio es la bendición de Dios. A partir de la gracia y de la bendición, toda las realidades de la vida matrimonial son iluminadas, porque sino se convierta insoportable, complicado y duro estar juntos por la toda la vida.

Si no miramos el matrimonio a partir de la perspectiva de Dios, pero a partir de la perspectiva del mundo (donde todo es descartable, donde dura hasta cuando durar, mientras damos cuenta)… Es imprescindible contarnos con la gracia de Dios, porque quien soño con la unión conyugal, quien soño con tu matrimonio no fue tu el primero, quien soñó fue Dios, hace parte del sueño y plan de Dios, hace parte del amor de Dios, la unión en el amor del hombre con la mujer.

De hecho, hay dificultades, problemas, heridas, hay uniones que no fue adelante, son vários factores, peor no podemos transformar lo que son las excepciones, lo que no conseguí cumplir y realizar como si eso ahora fuese regla y el matrimonio fuese imposible de ser vendido, la unión del hombre con la mujer por toda la vida. Para Dios nada es imposible, si tu quiere creer, luchemos por la gracia del sacramento del matrimonio por toda la vida como Dios soño, como Él quiso y como Él bendice.

¡Dios te bendiga!

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