19 Mar 2020

¡José, operario del Reino de Dios, ruega por nosotros!

“Mientras lo estaba pensando, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo” (Mt 1, 20).

Hoy, tenemos la alegría de celebrar San José, el padre adoptivo de Jesús, el esposo de la Virgen María, el patrono y guardián de toda Santa Iglesia. Modelo de hombre, modelos de aquellos que son servidores del Evangelio.

Miro para José y veo el hombre justo, que respeta a Dios y fiel al Señor en todas las cosas. José hasta cuando no comprendió, obedeció, bajo la cabeza para buscar comprender lo que era de Dios. José, el hombre servidor, no puso tus intereses, tu voluntad por encima de nada, pero se puso como servidor de Dios para todas las situaciones.

José, operario del Reino de Dios, no solo el operario trabajador con sus manos humanas, como el buen carpintero que era de Dios. José, el hombre servidor, no puso sus interés, tu voluntad por encima de nada, pero se puso como servidor de Dios para todas las situaciones.

José, operario del Reino de Dios, no solo el operario trabajador con sus manos humanas, como el buen carpintero que era, pero fue el operario fundamental para ser la presencia de padre, la presencia humana, presencia de hombre en la vida del niño, del adolescente y del joven Jesús.

José, el compañero de María, el esposo, el amigo, aquel que estuvo al lado para cubrir las debilidades en una época y sociedad donde la mujer era un ser muy frágil. Allí estaba José, compañero para todas los momentos, mismo cuando no comprendió el secreto bello y profundo entre María y Dios, él, simplemente, bajo la cabeza y obedeció.

Queremos San José en nuestras casa, en nuestras familias, en la Iglesia, queremos José guardián de la humanidad y de la sociedad

Miremos para José, el hombre que respeta a Dios, a él fue confiado los tesoros más precisos del Reino de los Cielos. A José fue confiada la paternidad de Jesús, el Hijo eterno de Dios.

José cuido, amó, protegió, enseño y educo Jesús. A Jesús fue confiado el cuidado de María, la Madre de Jesús, la esposa del Espíritu Santo, la sierva fiel del Señor.

Miremos para José, aquel que se agrado para Dios y guardo todo lo que tenía para el Señor. Él no guardo nada para sí, no conservo nada para él, no se dejo llevar por sus voluntades, pero busco en todo hacer la voluntad del Padre.

Queremos José en nuestras casas, en nuestras familias, en la iglesia; queremos José guardián de la humanidad y de la sociedad. Queremos José, guardián de nuestros hogares.

Recemos: “Danos, Señor, pero hombres como José, siervos, obedientes, respetando Su Palabra. Ponga, en el corazón de los hombres, el deseo de mirar para José y sernos fieles. Buenos hombres en nuestras casa, en nuestros hogares, en nuestras familias, en la sociedad, constructores del Reino de los Cielos, buenos operarios de la mese eterna. ¡San José, ruega por nosotros!

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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