22 Mar 2018

¡Jesús, tu tienes palabra de vida eterna!

Jesús es la Palabra eterna del Padre, es la Palabra que se encarnó y esta en nuestro medio

“Les aseguro que el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás” (Jn 8,51).

No queremos la muerte, por el contrario, queremos la vida. ¿Cómo tendremos la vida en Dios? ¿Cómo tendremos la vida eterna? Guardando la Palabra de Dios, haciendo con que nuestra vida sea guiada por Su Palabra.

Nuestra vida es guiada y conducida por palabras; son las palabras que escuchamos de nuestros padres, son las que escuchamos de consejos, de orientaciones, de direcciones que vamos recibiendo a lo largo de la vida. Tienen palabras que entran en nuestros oídos, en nuestra mente y en nuestro corazón.

Los discípulos de cualquier escuela son movidos a la vida de acuerdo con las palabras que escuchan. Palabra es instrucción, es dirección, la palabra va formando el hombre y la mujer que somos. Por lo tanto, si seguimos las palabras a fondo, somos formados de acuerdo con estos conceptos que el mundo va formando dentro de nosotros.

Hay una confusión de palabras en nuestro medio; la propia confusión viene de las palabras que salen de nosotros: palabras de maldición, palabras feas, ofensivas, gruesas, pornográficas, impuras, sucias. Pero, son palabras que entran por nuestros oídos y salen por la boca y van para los oídos de muchos.

La palabra tiene el poder de levantar, de destruir, de iludir, de engañar, pero hay una palabra que tiene el poder de salvar, esta es la única palabra que transforma, renueva, santifica y hace nuevas todas las cosas. Muchas veces, resistimos a ella o hacemos poco caso, no ponemos esta palabra como aquello que ella debe ser, con la primacía que ella debe ejercer en nuestra vida. No se trata de palabras [letras], que leemos, pero, de la “Palabra Viva” que es propio Cristo Jesús.

“Guardar” quiere decir: vivir, poner y permitir que las Palabras de Dios transformen, renueven y sean la palabra de nuestra vida, traerlas en el corazón, en la mente, en la boca, en nuestras acciones.

A veces, todo lo que una persona necesita es de una palabra de consuelo y, muchas veces, las personas llevan hasta ella, palabras que no consuelan y no transforman.

Jesús es la Palabra eterna del Padre, es la Palabra que se encarnó y esta en nuestro medio. Guardemos Sus palabras y vivamos de ellas.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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