24 Nov 2017

Jesús retira la agitación de nuestro corazón

Permitamos que Jesús purifique “el tiempo” que nosotros somos, quite el verdadero alboroto, la agitación que hay dentro de nosotros

“Y al entrar al templo , se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: Está escrito: Mi casa será una casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones” (Lc 19, 45-46).

El tiemplo es un lugar sagrado, y el sagrado es el lugar de la presencia de Dios. Es el lugar de nuestro encuentro con el Divino y de nuestro encuentro con el Señor. Vamos al tiemplo para encontrarnos con Dios, y para que nuestro ser vuelva hacia Él.

No podemos dejar de encontrarnos con Dios, y tampoco dejarnos de ser transformados por Él, porque nuestra casa es de oración, es el lugar del encuentro con Dios.

Cuando Jesús expulsa los vendedores del tiemplo, esta expulsando, en realidad, lo que impide el tiemplo de ser el lugar de oración. El Jesús que expulsa los vendedores del tiemplo, es aquel que expulsa de nosotros, aquello que deja el tiemplo agitados. Nosotros damos cuenta cuando vamos para una feria o a un comercio, que ellos son lugares de agitación: las negociaciones, las ventas; algunos gritando aquí e allá; otro ofreciendo su oferta imperdible.

Dentro de nuestro interior existe una verdadera agitación, un verdadero “comercio”. Hay alboroto dentro de nosotros, en nuestra afectividad; hay preocupaciones: materiales, y económicos, financieras que causan verdaderos tumultos dentro de nosotros.

Permitamos que Jesús, purifique este tiemplo que somos nosotros, quita este verdadero alboroto, esta agitación que hay dentro de nosotros, quita lo que llamamos de mucha preocupaciones, exageradas con las cosas de la vida.

Necesitamos expulsar, con la autoridad de Jesús, las confusiones mentales, espirituales, las agitaciones que creamos dentro de nosotros, la voluntad que tenemos que responder, de solucionar las cosas de una sola vez, creando una confusión en nosotros.

El tiemplo es el lugar de la serenidad, de la paz interior, es el lugar donde nuestro se se envuelve en Dios, no es solo el “tiemplo iglesia”. A todo tiempo la iglesia es el lugar de la presencia de Dios. Necesitamos permitir que, Jesús expulse de nosotros, lo que no permite en nosotros ser hombres y mujeres de oración. No conseguimos rezar de verdad, estamos siempre muy agitados, preocupados, con muchas cosas para hacer, y cuando paramos para rezar parece que el mundo viene hasta nosotros.

Pida al Señor: “Purifica Señor, renueva, quita de mi corazón toda y cualquier agitación, inquietud, excesos de vanidades y cosas que perturban mi interior, para que mi ser, mi corazón, se convierten cada vez más, un tiemplo vivo para encontrarse contigo, con Su gracia”.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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