19 Nov 2020

Jesús es la paz necesaria para nuestra vida

“Cuando estuvo cerca y vio la ciudad, se puso a llorar por ella, diciendo: ¡Si tú también hubieras comprendido en ese día el mensaje de paz! Pero ahora está oculto a tus ojos” (Lc 19, 41-42).

El amor por Jesús por la ciudad santa de Jerusalén, aquella misma ciudad que David edifico, la ciudad del gran rey, es la ciudad que rechazaba el Rey Jesús y, por eso, Él llora sobre Su ciudad. Es la ciudad que no va acoger a Él y llevarlo a la muerte.

Aquello que Jesús hace, llorar sobre la ciudad: “¡Si tu también comprende hoy lo que puede te puede traer la paz!”. Es la mirada que Jesús hoy mira para cada uno de nosotros cuando no comprendemos Su presencia en nuestra vida, cuando también no amamos a Él de todo nuestro corazón, cuando lo rechazamos a Él.

El Señor Jesús ha sido tan rechazado, ignorado, dejado de lado en muchas casa, familias, hogares y corazones. Muchas veces, estamos prefiriendo a nosotros, nuestro egoísmo, estamos cambiando el señorío de Jesús por el señorío de este mundo. Sea el mundo regado por los placeres, por el asombro de las altas tecnologías, que tan fácilmente toman cuenta de nuestro corazón, sea por cada uno que esta movido por sus propios negocios, interés, sea porque hay un Dios en este mundo que se llama “dinero”, que mueve y guía el corazón de muchas personas.

Estamos perdiendo la paz, la serenidad, estamos perdiendo incluso nuestra fe

Lo que todo es trae son novedades, pero no trae la paz. Cuantas inquietudes, cuantas perturbaciones estamos experimentando dentro de nosotros, en nuestras casas, familias y hogares. Miremos cuanto el mundo esta perturbado, conturbado, desfigurado y las familias viviendo profundas discordias. Mira como nuestros hijos están perdiendo la paz. “¡Si tu comprendiese hoy lo que puede te puede traer la paz!”

Por eso, necesitamos pedir a Dios que nos de la comprensión que, muchas veces, no tenemos. Estamos perdiendo la paz, la serenidad, estamos perdiendo incluso nuestra fe, cuando no estamos perdidos en el medio de la fe es porque estamos perdidos en la forma de administrar y de encarar la propia vida.

No quitemos nuestra mirada de Jesús, no quitemos nuestra fe de Él, no pongamos nada por encima de Jesús en nuestra vida, sino perdernos en los valores, en los rumores todo en los cuales ese mundo esta sucumbido.

Jesús es la luz, la razón, la salvación de nuestra casa, de nuestra familia y de nuestro propio corazón.

¡Dios te bendiga!

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