06 May 2019

Jesús es el alimento que nos da la vida eterna

“Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello” (Jn 6, 27).

La verdad es que la vida humana es levantarse hasta que se vaya el sol para trabajar y conseguir el pan de cada día; el pan que conquistamos son el sudor de nuestro rostro, de nuestro trabajo y de nuestra dedicación.

¿Lo que es la vida humana sino el esfuerzo para traer para dentro de casa el pan de la subsistencia, el pan que alimenta y traer condiciones para que nuestra vida humana sea cada vez más digna y mejor?

Bendecido sea Dios y tu por el trabajo que tu realiza para conquistar el pan de cada día. No te esfuerces solo por ese alimento que después perece. El alimento que tu has comprado ayer, sirvió solo para ayer, te alimento, te puso de pie. El pan que comí hoy me sirvió para hoy y, a veces, ni da para todo el día, comemos por la mañana y más tarde tenemos que comer de nuevo para permanecer de pie. Además, con mucho más esfuerzo, con mucho más empeño y amor debemos dedicarnos por el alimento que permanece hasta la vida eterna.

Seamos buenos trabajadores, pero seamos también buenos cristianos. Seamos realmente buenos en lo que hacemos, pero seamos por encima de todo discípulos del Maestro Jesús, por eso trabajemos con todo nuestro corazón para tener en nosotros el alimento que Él nos da.

Con mucho más esfuerzo y amor debemos dedicarnos por el alimento que permanece hasta la vida eterna

¿Qué alimento es ese? Él es el propio alimento que viene alimentar nuestra vida, Él es el alimento de nuestra alma, de nuestro espíritu, de nuestra mente y de nuestra voluntad. La verdad es que necesitamos trabajar más para alimentarnos más de Jesús, porque nosotros hemos engordado, alimentándonos, tenemos saciados físicamente, pero estamos muy pequeños en la fe.

Miremos para nuestras casa, para nuestras familias, para nuestros hijos. Estamos llenando los niños de galletas, gaseosas y muchos más. Estamos llenando nuestro hijos de juguetes, de parafernalias, pero el alimento de Jesús es solos un poco, y por eso los hijos están desfalleciendo en la fe. También estamos desfalleciendo en la fe, por eso estamos debilitados, caemos y decepcionamos mucho, porque trabajamos mucho por el alimento y por la vida humana, terrena y no nos alimentamos del pan que da la vida eterna.

No nos alimentamos de Jesús solo para un día ir para el Cielo, alimentamos de Jesús para que la vida de Él esté en nosotros, es por eso que necesitamos esforzarnos. La palabra y el verbo y esfuerzo, es lucha, es dedicación y empeño.

Como no recordar que mi madre trabajo con todo amor del mundo para garantir un arroz, alubias y un huevo dentro de casa y, a veces, una vez por mes comer carne. Que esfuerzo ella hizo para tener eso, pero que esfuerzo ella también hizo para que nos alimentásemos de Dios.

Que esfuerzo necesitamos hacer, y necesitamos para de tener pereza, sobre la fe, la oración, y especialmente, al alimentarse de Dios. Esforzándonos o perecemos por falta del pan que nos da la vida en Dios.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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