Mientras somos dóciles, obedientes y sumisos al Pastor, Él cuida de nosotros y nadie nos roba de Él

“Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos”  (Jn 10,28).

El Buen Pastor nos da la vida eterna. La oveja que esta en Jesús jamas se pierde; no hay posibilidad alguna de perdernos si somos cuidados por Jesús, guiados e iluminados por Él.

No podemos ser engañados e iludidos porque, muchas veces, creemos o creamos la sensación que estamos en Jesús, pero no tenemos comunión con Él. No escuchamos la voz de Jesús; escuchamos nuestras convicciones, colocamos ciertas cosas en la cabeza y en el corazón y ni “Dios” quita y creemos que eso es Dios que quiere y habla.

Una oveja se engaña y se ilude cuando ella no tiene la humildad y la sumisión a la voz, a la conducción y a la dirección del Pastor. Cuando el Pastor nos guía jamas nos perdemos, la perdición no entra en nosotros porque la salvación que Él nos trajo, esta en nosotros y nadie tiene fuerzas para nos arrancar de las manos de Dios.

No podemos decir que ha sido una debilidad: “Fue más fuerte que yo”. Yo sé que tenemos nuestras debilidades, somos débiles, pero el mal tiene mas poder que la gracia de Dios, en ninguna hipótesis.

El orgullo tiene un poder destructible y mortal, podemos tener las mayores virtudes del mundo, pero si ellas fueron contaminadas por la fuerza del orgullo y de la soberbia vamos debilitando sin darse cuenta. Es un “vírus” o un “cáncer” que entra en nuestra alma y aniquila nuestra relación de comunión con Dios.

Ovejas que somos, del redil de Jesús, no permitamos ser robados de las manos de Él. Mientras somos dóciles, obedientes y sumisos al Pastor, Él cuida de nosotros y nadie nos roba de Él.

Cuando nos dejamos iludir y somos por nuestro egoísmo y por nuestra soberbia nos perdimos de forma muy desastrosa. No nos iludamos, no permitamos que nuestro corazón se engañe. Seamos dóciles a Jesús porque Él cuida de nosotros con todo amor y ternura.

¡Dios te bendiga!