04 Jul 2019

La fe vence el mal que en los paraliza

“Allí le llevaron a un paralítico, tendido en una camilla. Al ver Jesús la fe de esos hombres, dijo al paralítico: ¡Animo, hijo; tus pecados quedan perdonados!” (Mt 9,2)

Viendo un hombre paralizado en una cama, aquellos otros hombres tuvieran compasión de él y lo llevaron hasta Jesús, porque él mismo no tenía condición de ir, algo lo paraliza.

Yo no sé que parálisis tenía ese hombre, pero la verdad es que él no tenía coraje, él no tenía fuerza interior para levantarse, para ponerse de pie, para ir al encuentro del Señor. Él necesitaba de otros para llevarlos hasta Jesús.

La verdad es que muchas cosas están paralizando nuestra vida. La primera de ellas, no tenía ninguna duda, son nuestros pecados. No podemos ignorar la fuerza destructiva y maligna que el pecado tiene sobre nosotros. Algunos, de comienzo, pueden creer que el pecado sea exagerado, porque todos nosotros somos pecadores. ¡Nosotros somos! ¡El pecado, sin embargo, es un virus terrible! De comienzo, parece insignificante, pero el pecado tiene el poder de corroer y destruir los mejores sentimientos, las mejores intenciones y, más que eso, el pecado paraliza nuestras relaciones, nuestra vida interior, nuestra relación con Dios y nuestro crecimiento en la intimidad con el Señor, con la verdad y nuestra propia humanidad.

El pecado hace de nosotros personas inciertas, contradictorias, por eso, vamos paralizando nuestros sentimientos y afectos.

Tu puedes creer en un gran pecador, pero no es un gran pecador, porque así como hay grandes parálisis, hay pequeñas parálisis que, después, dejan las personas totalmente inmovilizadas. Así, vamos nos convirtiendo personas importantes para muchas situaciones de la vida cuando tratamos el pecado con relatividad, como sino tuviera mucha importancia para nosotros.

Deja que tu fe se, ahora, tomada, retomada, y que ella destruya aquello que el paraliza

Vamos nos postrando y entregándonos al desanimo y al miedo, cuando nos deparamos con las situaciones adversas de la vida y no lidiamos con ellas con la verdadera coraje evangélica. Es por eso que Jesús esta diciendo a ese paralitico: “Coraje”. La coraje aquí no es simplemente entusiasmo, es más que eso.

Coraje es fortaleza; entonces, fortalecemos nuestra fe y nuestro animo. Dejemos que nuestra fe sea ahora tomada, retomada, y que ella destruya lo que nos paraliza.

Miremos, hoy, para nuestro corazón, para percibir cuantas fuerzas malignas están nos paralizando: el resentimiento, la tristeza, el odio, los pensamiento negativos y destructivos, los sentimientos que van tomando cuenta y corroyendo nuestra alma. Miremos de que forma el pecado esta siendo una fuerza destructiva y negativa. No tenemos mucha fuerza, a veces, pero el Señor quiere levantarnos. Necesitamos solo reconocer que mal esta paralizando nuestra vida.

Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

Pedido de Oración

Enviar
  • Aplicativo Liturgia Diária

    Com o aplicativo Liturgia Diária – Canção Nova, você confere as leituras bíblicas diárias e uma reflexão do Evangelho em texto e áudio. E mais: você ainda pode agendar um horário para estudar a palavra por meio do aplicativo.