01 Feb 2022

Experimente ser tocado por la gracia de Jesús

“En eso llegó un oficial de la sinagoga, llamado Jairo, y al ver a Jesús, se postró a sus pies suplicándole: “Mi hija está agonizando; ven e impón tus manos sobre ella para que se mejore y siga viviendo.” Jesús se fue con Jairo; estaban en medio de un gran gentío, que lo oprimía. Se encontraba allí una mujer que padecía un derrame de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho en manos de muchos médicos y se había gastado todo lo que tenía, pero en lugar de mejorar, estaba cada vez peor. Como había oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y le tocó el manto. La mujer pensaba: «Si logro tocar, aunque sólo sea su ropa, sanaré” (Mc 5, 22-24.25-28).

Dos aproximaciones: un padre que pide por la hija, y una mujer que pide por su enfermedad; dos formas de acercarse de Jesús. Vários caminos pueden llevarnos para Él, podemos experimentar la gracia de Jesús por medio del testimonio de alguien, alguien que nos muestre un retiro, un encuentro… Existen muchas formas de acercarnos de Jesús, las dos de hoy fueran: el dolor y el sufrimiento físico.

Él quiere que todos nosotros vivamos una vida en plenitud, quiere que todos nosotros experimentemos Su gracia

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En las dos situaciones, Jesús quiere encontrar personalmente las personas y no solo hacer un milagro. Perciban, Jesús acompaño Jairo hasta su casa, y Él busco por la persona que le había tocado, porque para Jesús el más importante es la persona. Él quería mirar en los ojos de aquellas personas para quien Él estaba dispensando aquella gracia. Jesús no quiere simplemente realizar un milagro en mi vida y en tu vida, Él quiere mirarnos en los ojos, quiere saber nuestro nombre, conocer nuestra historia. El más importante para Él es encontrarnos, es vernos, sentirnos, tocarnos con Su gracia, saber de nuestro corazón.

Para Jesús es importante nuestra vida, y eso ya es un milagro, saber que no estamos solos, saber que en nuestro sufrimiento tenemos la compañia de Jesús, tenemos la presencia de Él. La niña de 12 años  de edad no podría convertirse mujer, porque, en la época de Jesús, con 12 años la niña ya era considerada una mujer. Allí, estaba bloqueada esta pasaje, la niña no podría convertirse mujer. La mujer con 12 años de hemorragia no podría nunca convertirse madre, no podría embarazar, pero Jesús devuelve la esperanza para las dos, Él puso, de nuevo, la vida en su ritmo natural, permite que aquella niña crezca, se convierta mujer; y permite que aquella mujer, un día, pueda convertirse madre.

¡Mira la fuerza de la gracia de Dios! Mira la fuerza de la acción de Jesús que no quiere que nuestra vida pierda su dinamicidad, pero quiere que todos nosotros vivamos una vida en plenitud, quiere que todos nosotros experimentemos Su gracia.

Presenta, hoy, tu corazón a Jesús. Sea cual sea tu situación, permita, hoy, que Él toque a ti.

Sobre todos vosotros, la bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo. ¡Amén!

Pai das Misericórdias

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