15 Mar 2021

Entreguemos nuestra familia a los cuidados de Jesús

“El padre recordó que era la misma hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive. Y entonces creyó él y toda su familia” (Jn 4, 53).

La Palabra de Dios, hoy, nos pone delante de un padre de familia muy afligido. Él era funcionarios del rey e tenía un hijo que estaba muy enfermo. Mira, él era un funcionario público, un padre de familia y, con seguridad, como funcionario del rey, él era muy capacitado y tenía mucho dinero, bienes, solo no tenía la gracia de levantar y restaurar su hijo.

Él, humildemente, esta reconociendo su miseria, esta reconociendo que su posición social, el dinero que tiene, no es capaz de dar la vida que su hijo necesita. Él sabe quien es Jesús, ya escuchó hablar de Él, él sabe lo que Jesús esta realizando y, por eso, va de una forma desesperadora atrás de Jesús.

Él no va por causa de su posición o por los bienes que tiene, pero va humillado por su condición que no hace de él mejor que los demás, por el contrario, lo pone en la posición de todos: necesitados de la misericordia de Dios.

Ese padre de familia suplica para que Jesús pueda bajar hasta su casa, para ayudar, salvar y libertar su hijo. Cuando veo ese padre de familia, ese trabajador, ese funcionario público, corriendo atrás de Jesús, miro para la situación de muchos padres que quieren libertar sus hijos del poder del mal, que quieren sus hijos sanados y restaurados.

Necesitamos de padres de familia, de hombres que lleven su familia a abrazar la fe

Entrega tus hijos para Jesús, pero llame mismo Jesús en la vida de tus hijos y llame tus hijos para que este en la presencia de Jesús. No entrega tus hijos a las maquinas, no entrega tus hijos para que vivan en su mundo iludidos con las riquezas y fantasías del mundo en que vivimos, porque nuestros hijos están muriendo y, muchas veces, estamos dejando pasar desapercibido.

Ese funcionario público despertó y fue buscar en Jesús la luz y Él trajo vida, restauro su hijo y, más que eso, el gran milagro no fue el niño restablecido, el gran milagro fue él con toda su familia abrazar la fe y vivir de la fe. No esta más viviendo en la ignorancia, de acuerdo con aquella vida agradable y fácil que tenían, pero están abrazando la fe de todo el corazón.

Es necesario decir que nuestras familias necesitan abrazar la fe, y aquí está necesitando de padre de familia, de hombres que lleven su familia a abrazar la fe, esta necesitando de hombres que lleven su familia a ser de Jesús. Estamos necesitando de hombres de verdad que salgan de sus ventajes materiales, personales y hablen: “Mi familia va servir Jesús”, “Mi familia va recurrir a Jesús”, “Mi familia va ponerse a los pies de Jesús”.

Ese hombre fue hombre para humillarse, para ponerse a los pies del Señor, para buscar lo que él no puede dar.

Querido padre, tu mejor esfuerzo humano no va traer salvación para tu familia, si tu no pones a los pies de Jesús y también no entregas toda tu familia a los cuidados de Él. Tu hijo pequeño y tu hijo ya mayor, busca Jesús para ellos a los pies de Él.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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