23 Dec 2020

Anunciemos una alabanza de gratitud al Señor

“Este pidió una pizarra y escribió: Su nombre es Juan. Todos quedaron admirados” (Lc 1, 63).

Estamos, prácticamente, a las vísperas de celebrar la Navidad de Nuestro Señor y Salvador Jesús Cristo. Precediendo el nacimiento de Jesús, contemplamos el nacimiento de Juan Bautista, de aquel niño que viene para ser un prodigio en nuestro medio, aquel niño que viene para ser aquel que va preparar los caminos del Señor.

Lo que celebramos hoy es la vida de Juan, aquel que él va apuntar Jesús como nuestro Señor y Salvador. Zacarías, su padre, que estaba callado, ahora soltó su lengua para alabar, bendecir, adorar y glorificar el Señor Nuestro Dios.

La vida es vida en Dios cuando ella se llena de alabanza y gratitud al Señor, reconociendo las maravillas que Él realiza en nuestro medio. Por eso, es muy importante que anunciemos siempre en nuestra boca y en nuestro corazón un himno de alabanza y gloria al Señor Nuestro Dios, que nos liberto, nos libro de todo el mal y nos envió Su Hijo como Nuestro Salvador.

Permita que su Navidad sea alabanza; permita que su noche navideña sea de gratitud

celebremos la Niche Santa de Navidad de Nuestro Señor Jesús Cristo con mucha alabanza y gratitud en el corazón, y que ninguna otra cosa ocupe nuestro corazón – no los excesos, las preocupaciones, las fiestas, las bebidas, las comidas, los regalos – pues todo es muy relativo y secundario cerca de aquello que es el esencial: Jesús que esta en nuestro medio.

Permitamos que la Navidad sea alabanza; permitamos que la noche navideña sea gratitud; permitamos que, durante estos días, un día de alabanza toma cuenta de nuestro ser. Celebremos Jesús en nuestro medio, soltando nuestra lengua como soltó Juan Bautista.

Muchas veces, soltamos la lengua para reclamar, murmurar, soltamos nuestra lengua para hablar de la vida de los demás, pero aquel que experimenta la salvación que Jesús nos trajo, usa la lengua para alabar, bendecir, adorar y glorificar la presencia de Él en nuestro medio.

Todo lo que puedo desear es que celebremos el nacimiento del Divino Salvador con toda gratitud en el corazón, exaltando y exultando el corazón de alegría en el Señor, porque Dios esta en nuestro medio, y todo eso es suficiente para que nuestro corazón se alegre, regocijase e irrumpió nuestro ser un himno de alabanza y gratitud al Señor.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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