05 Aug 2021

Encontremos la verdadera identidad de Jesús

“Jesús les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Pedro contestó: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.” (Mt 16, 15-16).

La pregunta de Jesús a Sus discípulos: “¿Quien yo soy para ti?”, “¿Quien yo represento?”, “¿Qué ustedes están viendo en mí?”. Es una pregunta latente para todos nosotros. Necesitamos saber quien es Jesús, pues nosotros nos relacionamos con Él, hablamos con El, proclamamos el señorío de Él.

¿Y quien es Jesús? ¿Quien es Jesús par ti? ¿Quien es Jesús en tu vida? Esta pregunta tiene que ser respondida a cada día. Y aquí no es una respuesta teorica, no es una formula ya lista o respondida, pero es una respuesta, primero, afectiva, quien viene más allá del fondo del alma y del corazón de aquel que, verdaderamente, se relaciona con Jesús y descubrió, encontró la identidad de Él.

Si no nos identificarnos con Jesús, tendremos con Él una relación superficial, y relación superficial desgraciadamente no produce frutos o produce frutos superficiales. Por eso venían muchas respuestas: “Algunos dicen que es Juan Bautista; otros que es Elías, otros dicen que es unos de los profetas”. La sociedad en que vivimos también da muchas respuestas confusas sobre Jesús, los propios seguidores de Él, muchas veces, no saben quien es Jesús, no conocen la verdadera identidad de Él.

Simón Pedro respondió del fondo de su alma, él reconoció quien era Jesús, él reconoció que Jesús era el Mesías, el Hijo de Dios y, en esta felicidad de la respuesta de Simón, la felicidad de la respuesta de identidad de quien era, Jesús dio a él la primacía entre los apóstoles: “Feliz es tu, Simón, hijo de Jonas, porque no fue un ser humano que te revelo eso, pero mi Padre que esta en el cielo. Por eso digo que tu eres Pedro”.

Los propios seguidores de Jesús, muchas veces, no conocen la verdadera identidad de Él

Es sobre la proclamación de fe de Pedro que la Iglesia nace, es sobre esta verdad fundamental, pero dejame decir: Pedro reconoce quien es Jesús, pero él aún no tiene la sabiduría para reconocer plenamente la identidad de Jesús.

Cuando Jesús dijo a ellos que el Mesías va sufrir de la parte de los hombres, los sumos sacerdotes, pero después va resucitar. Pedro, el mismo que fue feliz, va ser muy infeliz porque él va reprender Jesús, porque él no quiere aceptar la humanidad sufridora de Jesús.

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La infelicidad nuestra que queremos Jesús como Señor, como Mesías, como nuestro Dios, pero no queremos asumir nuestra humanidad, no queremos asumir la cruz de cada día, no queremos asumir el sufrimiento, no queremos asumir nuestras debilidades, no queremos asumir la muerte.

Jesús reprende: “¡Vete para lejos de mí, Satanás!”. Estos pensamientos no son de Dios, son de los hombres y sea reprendido todo pensamiento mundano que, muchas veces, toman cuenta de nosotros que no queremos asumir la cruz de cada día, no queremos abrazar el sufrimiento. Queremos vivir solo el engaño, la ilusión de la prosperidad tan propagada, pero no queremos asumir el Evangelio de la cruz y que va para lejos de nosotros todo pensamiento que nos aparta del Cristo crucificado.

¡Dios te bendiga!

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