26 Dec 2019

Llenemos el corazón de la gracia del Espíritu para anunciarnos Jesús

“Esteban, lleno del Espíritu Santo y con los ojos fijos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios” (He 7, 55)

En el primer día de la Octava de Navidad, tenemos la gracia de celebrar el primer mártir de la fe, Esteban, aquel que derramo su sangre por amor y pasión a Jesús.

Esteban fue conquistador por Jesús, el Salvador; Esteban fue salvo por Jesús y, por eso, llevo la vida en nombre de Él, aquel que lleva la vida en nombre de Jesús, aquel que tiene la vida vivida por amor a Jesús muere en Él y por amor a Él.

Esteban fue perseguido para que niegue a Jesús, y mientras era perseguido, más proclamaba el nombre de Jesús.

Hoy, somos invitados a llenarnos de la gracia de la gracia del Espíritu Santo para anunciarnos Jesús en el mundo en que estamos, testimoniando que Él esta en nuestro medio, pero testimoniaron que nuestra vida fue transformada por el nombre de Jesús.

Que podamos, llenos del espíritu de la gracia que la Navidad nos da, revestirnos de persona de Jesús

Nadie puede callar, ni la muerte, por el contrario, aquellos que mueren en Dios, mueren testimoniando el amor de Dios manifiesto en la propia vida. Con toda la sobriedad del Espíritu, con todo el discernimiento de los tiempos en que vivimos, anunciemos el amor de Dios por nosotros manifestado, en Jesús nuestro Salvador.

Que podamos, llenos del espíritu de la gracia que la Navidad nos da, revestirnos de la persona de Jesús, llenarnos de la gracia del Espíritu Santo y llevarnos el presente salvador para nuestras casas y nuestras familias que se llama Jesús.

Hay muchos que aún no conocen, tampoco necesito decir que, en muchos lugares lejos, el nombre de Jesús no es conocido y amado. Hay muchos, en nuestro medio, que no conocen y no aman a Él, que no saben verdaderamente quien es Jesús; y solo en el poder del Espíritu que podemos anunciar y testimoniar.

No basta un conocimiento teórico, un conocimiento superficial de la persona de Jesús, es necesario sumergir la vida en Él y dejar que Él transforme nuestra vida. Sernos coherentes con nuestra fe cristiana es el mayor testimonio y anuncio que podemos dar de la persona de Jesús. Falta coherencia, falta un anuncio vivo con palabras, con obras, con conversión interior, para mostrarnos a los nuestros que Jesús esta en nuestro medio.

Celebremos, hoy, el martirio de Esteban, dando nuestro testimonio de amor a Jesús, nuestro divino Salvador.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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