03 Oct 2022

Llena tu corazón de compasión y ayuda al prójimo

“Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino” (Lucas 10,33-34).

Mis hermanos, en este Evangelio, conocido como el “Evangelio del buen samaritano”, encontramos un maestro de la Ley que quiso poner el Señor en dificultad, diciendo a Él lo que debería hacer para heredar la vida eterna. Y Jesús presento para ellos los mandamientos.

El maestro de la Ley dijo: “Pero ya he hecho eso”, además, él dijo: “¿Quien es mi prójimo?”, porque Jesús hablo del amor a Dios y del amor al prójimo, y aquel maestro de la Ley replico: “¿Pero quien es mi prójimo?”, y Jesús contó la parábola del buen samaritano: un levita que pasaba por allí, pero pasó adelante; un sacerdote que pasaba por allí, pero pensó que estaba muerto y siguió adelante, siguió hacia adelante; un samaritano.

Entonces, Jesús devolvió la pregunta para el maestro de la Ley: “Pues es, en tu opinión, ¿cuál de los tres fue el prójimo de aquel hombre?”, y él tuvo de responder: “Aquel que uso de misericordia”. ¿Y quien uso de misericordia? El samaritano, aquel que era despreciado.

Mis hermanos, Jesús estaba hablando de Él mismo. Él fue despreciado, pero fue Él quien paro para cuidar. Cuido de aquel hombre, tuvo compasión de aquel hombre. Aquellos que deberían cuidar, ellos no cuidaran; aquel que no tenía nada con eso, que estaba incluso con un compromiso, estaba viajando se detuvo.

Pidamos al Nuestro Señor la gracia de tener un corazón que se llena de compasión

Mis hermanos, en nuestro mundo que estamos viviendo — de mucha correría, de muchos compromisos, de mucho tiempo que se quiere ganar, pero para perderse –, cuanta gente se pierde porque tiene tiempo y se pierde en el pecado.

Necesitamos aprender con ese samaritanos a tener compasión, a parar. Tu ya has parado para ver tu hijo, tu marido? ¿Ya has parado para estar un poco con aquella persona que llora, con aquella persona que esta desanimada, que esta triste? ¡Para para estar un poco con él, con ella!
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Aquella persona estaba casi muerta aquí, habla la parábola de Jesús. Cuantos están casi muertos y nosotros encontramos por ahí – “Aquel ya era, entonces, no voy perder tiempo con aquella persona”, ¿no es así que piensa las personas? Ya entregamos.

Aquel buen samaritanos paro; tuvo compasión; cuido de las heridas y, después, arreglo un refugio también para aquel hombre recuperarse.

Mis hermanos, no tratemos los demás como objetos, no tratemos los demás con una maquina rota, tratemos los demás como personas. Pidamos a Nuestro Señor la gracia de tener un corazón que se llena de compasión, que se envuelve y que cuida.

Pidamos al Buen Samaritano, Jesús, que paro para hacernos el bien, aprendamos con Él a también parar y a mirar. Parar, mirar y cuidar de los nuestros; no nos olvidemos de eso, Él hizo eso con nosotros. Hagamos también unos con los otros.

¿Cuál fue la respuesta final del maestro de la Ley? ¿Quién fue el prójimo? Aquel que uso de misericordia. Y Jesús dijo: “Va tu y haga lo mismo”; hagamos la misma cosa, seamos misericordia.

La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!


Padre Márcio Prado

Sacerdote da Comunidade Canção Nova.

Pai das Misericórdias

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