27 Nov 2019

Permaneciendo firmes en la fe ganaremos la vida

“Jesús les dijo: ―Tengan cuidado. No se dejen engañar. Porque vendrán muchos que haciéndose pasar por mí, dirán: “Yo soy” y “el tiempo ya está cerca”. Ustedes no los sigan” (Lucas 21,18).

Cuando escuchamos el Evangelio de hoy, donde nos presenta situaciones temerarias de persecuciones, momentos difíciles y complicados en la vida de los seguidores de Jesús, en la vida de la Iglesia, en la vida de la humanidad, puede que nos quedemos tensos y preocupados, como sucede cuando lidiamos con nuestros propios problemas, con nuestras adversidades. Cuando lidiamos con las situaciones adversas de la vida, el miedo, el pavor, el pánico, el nerviosismo, la inseguridad y la incredulidad se apoderan de nuestro corazón.

Jesús está diciendo: “No tengan miedo”. No tengamos recelo porque ni un cabello perderemos por causa de eso. Y si estamos perdiendo cabellos, si estamos perdiendo el amor en el corazón es porque no estamos colocando nuestra confianza en el Señor, nos estamos arrastrar por el miedo, por el pánico, por las noticias tristes, desagradables y desastrosas que el mundo y la sociedad nos presenta.

¿Cuál es nuestra respuesta ante las tribulaciones que vivimos en la vida, en el mundo y en la sociedad? La respuesta es nuestra fe, porque, permaneciendo firmes en la fe ganaremos la vida.

Cuando Jesús dice “vida”, es vida en Él, es vida plena; pasando por todas esas situaciones que el propio Jesús nos relata, no es para atemorizarnos, sino para que coloquemos en Él nuestra confianza y permanezcamos confiantes en Él.

La respuesta es nuestra fe, porque, permaneciendo firmes en la fe ganaremos la vida

No entreguemos nuestra alma al desánimo, al miedo, al pánico. No nos entreguemos a la depresión, al terror, al contrario, coloquemos toda la confianza de nuestro corazón en el Señor. Pase lo que pase, venga lo que venga, si estamos en el Señor, Él nos cuidará. Aunque a veces estemos de acá para allá, si estamos firmes en Él, si cimentamos nuestra vida en Dios, nuestro corazón, sentimientos, afectos y lo que somos, el Señor nos cuidará.

En medio de los terremotos, tsunamis y de todas las agitaciones que suceden dentro de nosotros, es permaneciendo firmes en Dios que ganaremos la vida, y nuestra vida gana en el cuidado, ternura y en la protección de un Dios que nos cuida.

Que Dios nos de firmeza de alma, perseverancia y la gracia de la confianza siempre en Él, pues hay un dios maravilloso cuidando siempre de nosotros.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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