“Luego agregó: Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro. Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios” (Mc 7, 20-21).
Como es importante volver para dentro de nuestro corazón; cuidarnos; porque la hipocresía nos lleva a cuidar solo del cadáver, de lo que es externo. Nosotros, muchas veces, vivimos en función de lo que piensan los demás y como nos miran.
Vivimos en la sociedad de las apariencias, donde importa lo que es aparente y, por eso, siempre buscamos vivir de apariencias. ¡Cuidado! Ya vemos a los largo de la vida que las apariencias se convierten muchas veces engañosas.
El hombre ve las apariencias, pero Dios es Aquel quien ve el corazón. El hombre y la mujer de Dios salen del mundo ilusorio de las apariencias para vivir y cuidar de su corazón.
Vivimos cuidando de las apariencias, pero no vivimos cuidando del esencial, que es cuidar del corazón
El salón de belleza están llenos.. ¡ Y que bueno que hay profesionales trabajando y cuidando de nuestra belleza! Cuida mismo del cuerpo. Las academias están llenas, muchas personas corriendo para cuidar bien con el cuerpo. Pero cuidado cuando tu cuidas solo de lo que es exterior, cuidado cuando tu cuida solo de aquello que esta por fuera. Cuidado cuando tu solo estas preocupado en hacer selfie para mostrar la imagen bonita, el rostro lindo, más aún que existen recursos para apagar hasta las arrugas; nadie puede ver mis arrugas, nadie puede ver que mi cabello esta blanco, nadie puede ver que mi ropa no está bien planchada, porque nosotros también nos dejamos llevar por la sociedad de las apariencias.
¡Que belleza que tu estés aparentemente siempre bien! Pero, más que aparentemente, más que las apariencias estar bien, tu estarás verdaderamente bien, si tu corazón está bien.
Cuidemos con mucha aplicación y determinación de aquello que sale de dentro de nosotros. No es eso o aquello que dejo de comer que me va hacer un hombre mejor o peor, y sí lo que el corazón tiene, y nosotros vemos cuanta cosa dura y cruel, cuantas palabras perniciosas, maldades, cuantas palabras violentas salen de dentro de nosotros porque no cuidamos de lo que está dentro. Cuantos sentimientos están guardados en el fondo de nuestra alma, cuantas malas intenciones y mal deseos están aniquilados en nuestro interior.
Es necesario, todos los días, pasar por el proceso de purificación y renovación de corazón, no te acostumbres y no permitas que las impurezas sean guardadas en nosotros porque ellas salen con violencia y provocan estragos.
Dios no nos quiere estropeados, no nos quiere estropeando nuestra casa, nuestra familia, el mundo, la sociedad, las relaciones y las amistades que tenemos. No cuidamos con la delicadeza necesaria nuestro interior, vivimos cuidando de las apariencias, pero no vivimos cuidando del esencial que es cuidar del corazón.
¡Dios te bendiga!
