24 Mar 2019

Dejemos la verdadera conversión ocurrir en nuestra vida

La conversión pasa por rever elecciones, por cambiar nuestra mentalidad, por investirnos más en la paciencia y en el amor

Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y nos encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?” (Lucas 13, 7).

El tercer domingo de la Cuaresma celebrado hoy es una invitación muy fuerte para nuestra conversión. Nuestro caminar cuaresmal no es simplemente una preparación en la expectativa de la Pascua que vamos celebrar. Toda la Cuaresma es un acontecimiento pascual, acontecimiento de cambio, pero es, especialmente, una reflexión de lo que, de hecho, necesitamos convertirnos.

Jesús dice que si nosotros nos convertirnos, pereceremos de la misma forma. El Evangelio nos apunta algunas tragedias que ocurren. Miramos las tragedias relatadas en el Evangelio y miremos las tragedias que tiene en el mundo de hoy y nosotros preguntamos: “¿Por que tantas tragedias? ¿Lo que aquellas personas hicieran para merecer eso?”. La mayoría no hizo nada, fueron victimas inocentes, y es trágico. Lamentamos la muerte de estas personas, pero es necesario decir que tragedia peor es la de no convertirnos.

Si no convertinos, perderemos la vida, y no es solo la vida humana, porque perderemos también la vida eterna, la vida plena. Aún que humanamente quitados de nuestro medio, los que mueren en tragedias, se estaban en Dios, no perdieron la vida.

La gran tragedia es lo que ocurre con esta higuera, relatada en el Evangelio, porque había tres años que ella no producía frutos. ¿Lo que se puede esperar del corazón de un cristiano? Que él produzca frutos del reino, que produzca frutos del Evangelio, frutos de paz, de reconciliación, de amor, misericordia y muchas otras cosas.

Nuestra vida no puede jamás resumirse en aquello que son las cosas negativas de la vida humana, porque, muchas veces, ella esta centrada en eso y, por veces, tenemos mucho más joyo que harina de trigo en nuestro pañol, porque no producimos frutos, no dejamos la verdadera conversión ocurrir en nuestra vida.

La conversión pasa por rever elecciones, por cambiar nuestra cabeza y mentalidad, por investirnos más en la paciencia, en el amor, en la misericordia, en la tolerancia, en la forma de encararnos uno a otros.

Conversión no es simplemente rezar más o hacer algunas practicas penitenciales, esas son importantes, pero solo si guiarnos a producir frutos de conversión, cambiar actitudes, cambiar nuestra forma de lidiar con las personas, con el mundo en que estamos.

Si una persona maleducada, necesito cambiar mi actitud; si soy una persona que tiene hábitos que, muchas veces, no construyen y tampoco edifican la convivencia humana y fraterna, no podemos decir: “Nací así y voy morir así”, por el contrario, es necesario decir: “Nací así y me quede un poco más duro, pero la gracia de Dios me convirtió, es necesario dejarme convertirme por Dios”.

Nuestro esfuerzo no es solo de hacer penitencia, nuestro esfuerzo es de tener actitud que muestran nuestra conversión y los frutos aparecieron. Si ellos no aparecen es porque no estamos dejando la gracia de Dios nos convierte.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

Pedido de Oración

Enviar
  • Aplicativo Liturgia Diária

    Com o aplicativo Liturgia Diária – Canção Nova, você confere as leituras bíblicas diárias e uma reflexão do Evangelho em texto e áudio. E mais: você ainda pode agendar um horário para estudar a palavra por meio do aplicativo.