10 Dec 2019

Busquemos los hermanos que están lejos de Dios

“Pasa lo mismo donde el Padre de ustedes, el Padre del Cielo: allá no quieren que se pierda ni tan sólo uno de estos pequeñitos” (Mt 18, 14).

El Buen Pastor, que tiene sus ovejas, se pierde una solo de ellas, deja las demás para buscar aquella única oveja.

¡Imagina el Padre como esta atrás de muchas ovejas que están perdidas y lejos! El importante no es la parte cuantitativa, pero la importancia cualitativa que cada oveja tiene, porque cada una de ellas es única y singular.

Dios no nos mira en el atacado, somos un en medio a la multitud, somos único para Dios, y aquel que esta perdido, lejos y único para Él. Necesitamos asumir en nosotros los sentimientos del Señor, que no desea perder ningún de sus hijos.

Una madre no desea ningún hijo lejos. Si ella tiene cinco hijos y si cuatro están con ella, ella sufre por aquel único que esta lejos.

El sufrimiento de Dios es por los hijos que están lejos, y muchos están lejos. Recordamos aquel hermano más viejo del Evangelio, que solo pensaba en sí y no daba importancia para el hermano que estaba lejos y apartado.

Salgamos de este mundo que se forma alrededor de nosotros para ir al encuentro de aquellos que están lejos de Dios

No podemos ser los hijos de Dios, pero no somos los hermanos que se preocupan unos con los otros. No podemos ser como Cain, que tuvo envidia, mató y elimino su hermano Abel. No podemos ser aquel hermano que se preocupa consigo, y dice que el problema es del otro y no de él. No es cada uno por sí y Dios por todos, es Dios por todos y todos con Dios cuidando uno de los otros.

Vamos atrás de hermanos, vamos movernos en esta obra maravillosa de evangelización, de rescates y salvación de muchas almas para Dios. Es el momento de la gracia, del rescate, es momento de evangelizar y salvar.

No dejemos que nadie se pierda. Que tal, en el día de hoy, escuchando esta reflexión de la Palabra, ¿pensar en alguien que esta lejos? Va al encuentro, rece por ella. Va atrás de una oveja que esta lejos, va amarla, va estar presente. Salga de los presentes de Navidad, de estas ocupaciones rutineras que no salvan y va atrás del mayor regalo que podemos dar para Dios.

Ningún de estos regalos que nos preocupamos tanto: árbol de navidad y adornos, alegran el corazón de Dios. Lo que alegra Dios es buscar la oveja que esta lejos, por eso salgamos de este mundo que se forma alrededor de nosotros para ir al mundo de aquellos que están lejos de Dios.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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