26 Sep 2021

Blindemos nuestro cuerpo contra el mal

“Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible” (Mc 9, 43).

Como es importante sernos tocados por la Palabra del Señor, pero sernos tocados en el alma, en el corazón y en el cuerpo, incluso. Porque, muchas veces, a partir del corazón, nuestro cuerpo es inclinado para el mal y para el pecado. Todos nuestros sentidos necesitan estar convertidos al Evangelio. No se convierte solo el corazón; la conversión tiene que ser plena tiene que alcanzar todo aquello que no soy.

“¡Si tu ojo prepara tu caída, sácatelo! Pues es mejor para ti entrar con un solo ojo en el Reino de Dios que ser arrojado con los dos al infierno”. Cuando escuchamos Jesús hablar así, pensamos: “Voy quedar defectuoso, no va sobrar nada de mí”. Porque, el cuerpo que se entrega al pecado se inclina todo para el pecado. Pero esta es la gracia, necesitamos disciplinar nuestro cuerpo, disciplinar nuestro interior. Si nosotros no nos disciplinamos, nuestro cuerpo nos lleva a perecer.

Mira nuestra mirada, muchas veces, miramos para las personas y estamos juzgando. “Yo vi”, y que “tu ves”, tu juzga, entonces, es mejor no ver para no juzgar. Porque si todo lo que ves, tu juzga, entonces, no ves porque juzgar es pecado, condenar es pecado. Si tu ves las cosas y codicia, entonces, es mejor que no veas. Es aquella persona que dijo así: “No puedo ir a la tienda porque es solo ir; ver una cosa y ya quiero comprar”, entonces, no vas a la tienda. Si tu no vas, no ves. “Toda vez que entro en la internet me da ganas de comprar..”, entonces, no “entres en la internet.

Necesitamos, en los tiempos en que vivimos, blindarnos del mal para que nuestro cuerpo no se va para el mal

Si cuando tu llenas los ojos de aquello que esta en la vista, aquello que te hace mal, tu ojo solo ve lo que permites verlo. Incluso, aquello que tu no quiere que el ojo vea, el ojo no va ver. “Pero yo no soy ciego”, no es cuestión de ser ciego, tu necesita ser dueño de su mirada. El ojo es la luz del cuerpo, si el cuerpo esta en la luz, todo tu cuerpo va estar en la luz. Ahora, si tu ojo esta en el pecado, si tu ojo fue mal intencionado, si tu mirada es una mirada siempre critica, si tu mirada fue siempre una codicia, es momento de purificar esa mirada.

De la misma manera, la mano. Hoy nosotros utilizamos mucho las manos para teclear, ¿no es? Antiguamente, usábamos solo la lengua para hablar, hoy es un dedo… Si tu mano te lleva a pecar, sacala, pare de usar las teclas del computador, de tu smartphone, sea lo que sea. Si tus manos no son usadas para operar la gracia, ellas son muy usadas para operar la desgracia, para hacer el mal para los demás, es momento de disciplinar estas manos.

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Podría hablar de la lengua, de los oídos.. Necesitamos, en los tiempos en que vivimos, blindarnos del mal, para que nuestro cuerpo no se vuelva para el mal. “No aguento quedar sin beber. Solo basta estar con quien bebe…” entonces, no te juntes con quien bebe, si tu no quieres beber. Si tu no quieres fumar, no te juntes con quien esta fumando, no vas al lugar donde van te ofrecer cigarro. Y así vale para todas las situaciones de la vida.

Jesús dijo que, desde Juan Bautista, el Reino de los Cielos es conquistado a la fuerza y son los violentos que lo conquistan (Mateo 11, 12), no es quien hace violencia con los demás, es quien hace violencia con si mismo, quien se disciplina, quien pone correctivo, quien sabe penitenciar para el cuerpo con el mal para no contagiarse. ¡Cuida de ti para no ser esclavo de tus sentidos!

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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