26 Jun 2020

Acércate de Jesús con humildad

“Un leproso se acercó, se arrodilló delante de él y le dijo: Señor, si tú quieres, puedes limpiarme” (Mt 8, 2)

¡Que belleza cuando miro para ese leproso se acercando de Dios! Necesito decir que, un leproso era marginalizado y puesto de lado por causa de su lepra. Él olía mal, aquella carne era estropeada, y las personas tenían la concepción de que ella era contagiosa, entonces, el leproso tenía que permanecer lejos.

En la, las personas nos alejan de ellas y del mundo o nos alejamos de las personas del mundo, y así por delante. La marginalización es un drama de la sociedad en todo los tiempos, personas son marginalizados (socialmente hablando o por varias circunstancias), pero nosotros también nos marginalizamos.

Cuando el amado Papa Francisco dijo que debemos ir a las periferias de la humanidad es porque muchas personas están viviendo lejos de lo que es esencial en el campo espiritual; y nosotros, muchas veces, con nuestras heridas y lepras, estamos también lejos de Dios y unos de los otros, o estamos alejando las personas, poniendo ellas lejos de nosotros porque estamos centrados solo en nosotros.

¿Qué necesitamos? Necesitamos de humildad de ese leproso. Primero, la humildad de acercarnos, de ir, aún con nuestras lepras y pecados.

Quiero llamar atención de un punto que no podemos desconsiderar. A medida que crecen los pecados en nosotros, a medida que los pecados van tomando cuenta de nosotros, es una verdadera lepra, la otra tiene cura, pero esa no; solo el perdón y la misericordia de Dios son los que pueden librarnos de ella.

Si tu estas lejos, por favor, acércate de Jesús con humildad y haga como ese leproso: arrodillase

Nuestros pecados nos apartan o nos acercan de Dios. Algunos de nosotros, muchas veces, decidimos vivir en el pecado y vamos nos alejando, llevando la vida de aquella forma y vamos caminando para lo que las personas quiere, para donde el pecado nos va tirando y nos encaminando.

Si tu estas lejos, por favor, acércate de Jesús con humildad y haga como ese leproso: arrodíllate. Cuantos de nosotros no se arrodilla más ni para rezar en casa y en las iglesias.. Cuantos de nosotros no doblan más las rodillas en el suelo, pero no es doblar por doblar, para hacerse de víctima, es doblar para humillarse, es doblar para prostrase, para suplicar, para reverenciar a Dios y doblar nuestras vanidades, nuestro orgullo y nuestra soberbia. ¡Es necesario doblarse al suelo con las rodillas prostrados!

Cuando hago eso, necesito pedir: “Señor, si quieres, puedes purificarme”. “Purifícame, Señor”. “Purifica mis pensamientos, mis sentimientos y mis intenciones”. “Purifica mis dolores, mis tristezas y pavores”. “Purifícame, Señor, de mis miedos, rencores, de muchas cosas que causan desabores en mi vida interior porque he dejado eso crecer en mí”.

Jesús quiero que nos pongamos en Su presencia, que nos acerquemos de Él, que doblemos nuestras rodillas y busquemos la renovación y la purificación de todo nuestro ser.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

Pedido de Oración

Enviar
  • Aplicativo Liturgia Diária

    Com o aplicativo Liturgia Diária – Canção Nova, você confere as leituras bíblicas diárias e uma reflexão do Evangelho em texto e áudio. E mais: você ainda pode agendar um horário para estudar a palavra por meio do aplicativo.