01 Mar 2022

Aprenda a valorar sus cosas cien veces más

“Entonces Pedro le dijo: ‘Nosotros lo hemos dejado todo para seguirte’. Y Jesús contestó: ‘En verdad les digo: Ninguno que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o campos por mi causa y por el Evangelio quedará sin recompensa. Pues, aun con persecuciones, recibirá cien veces más en la presente vida en casas, hermanos, hermanas, hijos y campos, y en el mundo venidero la vida eterna’.” (Mc 10, 28-30)

Estamos a escuchar el hijo mayor de la parábola del hijo pródigo que siempre ha buscado “monetizar” – una palabra actual – su relación com su padre, aquella antigua idea de la meritocracia: “¡Yo merezco!” “Yo tengo el derecho, por lo que hemos dejado todo para seguirte”, “¿Qué nosotros vamos a ganar?”, la idea de hacer la relación con Diós un comercio. Es muy triste cuando nuestro corazón se corrompe por eso.

Y nosostros imaginamos que lo que hacemos, que nuestra vida espiritual, por ejemplo, sea, en realidad, nuestro lado de la comercalización entre nosotros y Diós. ¡No es eso! Todo el que vivimos es gracia de Diós, todo lo que recibimos es gracia de Diós.

Mira, esa idea se puede manifestar en muchas ocasiones de nuestra vida y usted tendrá la percepción. Cuándo no tenemos una maturidad en la fe, muchas veces, decimos en el rostro de Diós: “¿Cómo ha permitido eso?”, “¿Por qué haz eso conmigo, Señor?”; “¿Por qué hago tanto por el Señor y aún permitió que eso ha pasado? Yo que tanto ruego, y hago mis novenas, y todo día estoy en la comunión y escucho la homilia del padre, y luego conmigo todo eso se fue pasar”. Entonces, descubrimos que nuestro corazón necesita salir de esa idea, la idea de la meritocracia, de arrogarnos el derecho de recibir un favor de Diós.

El bueno es que Jesus no se queda escandalizado con eso. ¡Eso es increíble! Porque Jesus no se queda asustado con nuestra humanidad, aún que con ella tengamos que presentarle cosas tan malas de nosotros. En sua ideas e pensamientos más terribles, Jesus ha amado su humanidad, sus miserias, su debilidad.

Cristo da a nosotros cién veces más amor por las cosas sencillas de nuestra vida

Jesús contesta: “Aquellos que hayan dejado, van recibir cien veces más” y aquí está una cosa importante que muestra um cristianismo que no se sacrifica de una forma mórbida: dejar casa, hermano, hermanas, padre, madre. Pero dejar todo lo que ama o a quién ama no es despreciar. Dejar es decir que usted ha escogido no más tener la presencia de esas personas para estar en la compañía del Cristo, pero todas esas cosas son buenas.

Cristo hace la devolución de todo eso con un nuevo sabor, por eso, Él dice: “Ustedes que hayan dejado todo eso van recibir cien veces más”, así, todo lo que dejamos ahora va a tener un nuevo sabor. Cristo da a nosotros cien veces más amor por las cosas sencillas de nuestra vida, por todo lo que hace parte de nuestra vida.

Usted que ha dejado alguna cosa por Jesús va a amar más su família, va a amar más sus amigos, va a amar más la riqueza de su vida, porque, por Jesús, aprendemos a valorar las cosas cien veces más.

No se puede vivir lejos, pero nosotros tenemos que vivir en el presente, por eso Jesús dice: “En la presente vida”. Es ahora que podemos ya percibir esa plenitud, pero hay un detalle: com persecuciones; a del interior es la peor porque no podemos ser enemigos de nosotros mismos, no podemos vivir la vida con tanta dureza. Un poco de tranquilidad es muy bueno: para vivir mejor e hacer más feliz a otros. Entonces, vamos dejar que sólo pase la peresecusione fuera. Qué nuestro testimonio de Cristo nos ayude en esa caminhada.

Sobre todos vosotros, la bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo. ¡Amén!

Pai das Misericórdias

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