“Les aseguro que el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás». Los judíos le dijeron: «Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: «El que es fiel a mi palabra, no morirá jamás»” (Jn 8, 51-52).

¡Él es el mayor que Abraham, Él es mayor que todos los profetas! ¿Quien Jesús pretende ser? ¡Jesús nunca pretendió ser nada, pues Jesús es! Jesús es el Hijo de Dios, Jesús es Dios. Desgraciadamente, los corazones endurecidos, los conciudadano de Jesús, no podían ver esta verdad, no podían adherir a la Verdad, por la dureza de corazón, y no simplemente por la limitación de comprensión (porque muchos adhirieron, pues abrieron sus corazones y permitiran que Jesús revelase Su verdadero rostro).

Entonces, hoy esta Palabra también interpela nuestro corazón. La discusión esta cada vez más calurosa, pues estamos acercándonos del juicio, de la prisión y muerte de Jesús, es decir, el Misterio de su Pasión y Muerte. Y Jesús dijo: “Quien guarda mi Palabra no vendrá a la muerte”. Miren la novedad que Jesús presenta: la superación de la propia muerte, Aquí, la Resurección ya es un elemento presente en los discursos de Jesús y, seguramente, provoco (como hemos visto aquí) una reacción enérgica, fuerte, por parte de los fariseos y de los Maestros de la Ley. Jesús no es solo un Maestro de vida, y sí el Hijo de Dios, que es capaz de vencer hasta la muerte.

Con Jesús, la muerte no tiene la palabra final, porque la muerte es solo Pascua, es solo una etapa en este camino, en esta dirección al Padre del Cielo!

Lee más:
.:Por el Cordero inmolado, pasamos de la muerte a la vida
.:La esperanza que le da sentido a la muerte

Mis hermanos y mis hermanas, Jesús no vino simplemente enseñarnos algunas verdades, Él vino para traernos la Vida. La Vida que es capaz de vencer la muerte. ¡Con Jesús, la muerte no tiene la palabra final, ella no existe, porque, con Jesús, ella es solo Pascua, la muerte es solo una pasaje, es solo una etapa en este camino, en esta dirección al padre del Cielo!

Y aquí yo hablo seguramente con mucho respeto a todos aquellos que ya perdieran una persona querida, es decir que este pasando por una experiencia así, deja esta Palabra de Vida tocar tu corazón: ni la muerta es capaz de separarte de esta persona. ¡Porque, si estamos en Cristo, Él es la Vida y vence la muerte!

Hasta abraham era de esta forma: la muerte era el fin. Además, en Jesús, no. Pues Él es la superación de eso, Jesús vá más allá. ¡Existe alguien mayor que Abraham, mayor que todos los demás profetas, Jesucristo, el Señor! Por eso, esta experiencia de Pascua (y nosotros nos acercamos de ella) va ser para nosotros una experiencia de cura de nuestra idea equivocada sobre la muerte.

Tal vez, tengas dentro de ti una idea equivocada sobre la muerte; y, tal vez, en esta Pascua, sea la experiencia de curarse definitivamente de esta idea equivocada. Si tu adheris a Jesucristo, el autor de la vida, si tu abres tu corazón y permites que Cristo sea el centro de tu vida, incluso la experiencia de muerte va ser totalmente distinto en tu vida: tu vas a ver que ella es solo Pascua, es solo pasaje para una vida plena, para una vida definitivamente en unión con Dios, con el Padre del Cielo. ¡Yo deseo eso para mi y deseo eso para tu corazón!

Sobre todos vosotros, la bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!