02 Mar 2020

Abracemos Jesús que esta en nuestro medio

Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa” (Mt 25, 35).

Si fuéramos preguntar a nosotros y a los demás también : ¿Cuál es el gran anhelo de tu alma?”. Encontrar Jesús, estar con Él. Yo necesito decir a ti. ¡Él está en nuestro medio! Él vino para los que eran Tuyos, pero los Tuyos no recibieron. Él vino y vino a nosotros, pero nosotros no recibimos a Él, nosotros no acogemos a Él.

Yo sé que nosotros queremos encontrar JEsús, pero, muchas veces, de una forma fantasiosa, porque creamos un Jesús dulce, que acaricia nuestro ego, un Jesús que está brillando … Jesús sin embargo, es real, Él es el Señor de la vida y se hace presente en cada vida humana, especialmente, en la vida humana más sufrida, más dañada por las condiciones de la sociedad y de la humanidad.

Nosotros necesitamos encontrar el Jesús que está en las calles, en los barrios chabolas, en los que están enfermos en nuestras casas; Jesús que esta encarcelado, hambriento, sediento; el Jesús que no tiene ropa para vestir. Cada vez que abracemos un hermano que vive las pobrezas, las adversidades impuestas por la vida, y cuidamos de este hermano, nosotros encontramos Jesús.

Papa Francisco nos recuerda que la Iglesia necesita ser una Iglesia samaritana, es decir, nosotros necesitamos ser el buen samaritano en los días de hoy, acoger nuestros hermanos y cuidar de ellos, porque nosotros no estamos cuidando. Si el mundo esta muriendo de hambre, miseria, sufriendo todas estas adversidades sociales, es porque nosotros no estamos cuidando; y aquí yo me refiero a nuestra caridad cristiana. Las obligaciones de las autoridades gubernamentales necesitan ser cumplidas, pero no pueden impedir nuestra acción de caridad, nuestra acción fraterna para acoger y cuidar de los más necesitados.

Nosotros necesitamos encontrar el Jesú que esta en las calles, en los barrios chabolas, en los hospitales, en aquellos que están enfermos

Los pobres existem para que nosotros nos convertimos. Los pobres existen para que cuidemos de ellos, y es nuestra obligación espiritual salir de esta espiritualidad donde nos prendemos en nuestros problemas, en nuestras aflicciones, en nuestras dificultad para seguir acogiendo necesidades mayores, sufrimientos terribles.

¡As veces, las persona lloró, porque faltó alguna cosa en su casa! Disculpame, pero hay personas para las cuales falta todo en esta vida, y no podemos vivir aquella visión cristiana relativista cuando la persona habla en su interior: “Eso no es problema mio”. Todo hermano que sufre es problema nuestro; toda persona que pasa hambre necesita tocar nuestra espiritualidad, nuestra humanidad más profunda. No podemos extasiarnos en la presencia de Jesús y, simplemente, ignorar los que pasan necesidades en este mundo.

Vivamos una conversión más profunda al Señor, cuidemos de nuestros hermanos. Abracemos Jesús que esta en nuestro medio, porque, en el atardecer de la vida, nosotros seremos juzgados por el amor, por la forma como amamos los más sufridos y necesitados, porque ellos son Jesús para nosotros.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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