07 Feb 2021

Vamos abastecer nuestro corazón de la gracia de Dios

“De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se levantó, salió y se fue a un lugar solitario. Allí se puso a orar” (Mc 1, 35).

Tal vez lo que llama mas nuestra atención en el Evangelio que escuchamos son las curas de Jesús. Hoy, vemos que Él fue curar la suegra de Simón que estaba de cama, y Él realmente fue allá cuidar de ella. Después que el sol se ha puesto, llevaran a Jesús a muchos enfermos poseídos por el demonio. La ciudad entera iba atrás de Jesús y Él cuidaba de ellos y curaba.

Nosotros nos olvidamos de mirar el secreto de Jesús, la gracia de Él. Tal vez tu mires: “Porque Él es el hijo de Dios”. Es verdad, Él es el Hijo de Dios hecho hombre que nos enseña como debemos vivir nuestra humanidad.

Si nosotros necesitamos cuidar unos de los otros, si necesitamos ser don de la gracia, de curar y amor para el otro, necesitamos cuidar de nosotros en primer lugar. Es eso que Jesús hace, Él no se descuida. Cuando Él se levanta de madrugada para rezar, para retirarse en el desierto, Él va abastecerse, revigorarse, alimentarse espiritualmente en la soledad del alimento solido para llevar ese alimento del Espíritu a las multitudes, a los corazones.

Nuestra humanidad tan sufrida y debilitada, muchas veces vencida por el mal, necesita verdaderamente de un alimento solido y espiritual. Y si no nos retirarnos para el desierto, el mundo va retirar de nosotros, como ha retirado con mucha fuerza, la gracia de Dios.

Mismo trabajando para Dios, mismo cuidando de la casa, de la familia, de los hijos y de las obligaciones del trabajo, mira como quedamos cansados y, muchas veces, estropeados, porque vamos de un lado para el otro, debido las obligaciones y responsabilidades.

Si no nos retiramos para el desierto, el mundo va retirar de nosotros, como ha retirado con mucha fuerza, la gracia de Dios

¡Retírate! Retirar no quiere decir dejar de lado, retirar quiere decir: Yo necesito abastecerme, cuidar de mí para cuidar mejor de aquello que necesito cuidar.

Perdóname, pero hay mucha madre y padre estresados, y que acaban dejando todo en casa, alteran la voz, pelean, hacen pánico y comienzan pensar que los problemas son los hijos. Los hijos no son el problema, ellos son gracia. Pero cuidado, para que la gracia que los hijos son no se convierta en desgracia.
Estoy viendo muchas personas que tiene orgullo de trabajar.. trabajar… Pero me preocupo con las personas que solo hablan de trabajo, con personas que no se revigoran, con padres y madres que no vuelven para retirarse de la oscuridad del desierto de la vida, y abastecerse de la oración, de la dirección y de la luz de Dios.

No es rezando una Ave María, que vas solucionar tu vida, pero es tomando actitud de hombre y de mujer que reza para abastecerse de Dios que vas atraer la gracia de la cura y de la liberación para tu casa y para tu familia.

No descuidemos, la oración es más que necesaria, ella es fundamental para cualquier edificio espiritual. Nuestra casa y nuestra familia es nuestro mayor patrimonio espiritual. Cuidemos de ella en el poder de la oración.

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Pai das Misericórdias

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