15 Jun 2020

La venganza quita la pureza de nuestro corazón

“Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo: No resistan al malvado. Antes bien, si alguien te golpea en la mejilla derecha, ofrécele también la otra” (Mt 5, 38-39).

El seguidor de Jesús no se deja llevar por la venganza, por el rencor, por el resentimiento y por la tristeza. Aún que quedemos tristes, tiene que ser sanada, pero no podemos permitir que el alma sea maltratada porque vamos cultivando eses rencores.

La venganza es un demonio terrible que se oculta de varias formas en nuestra vida y en nuestra historia. Puede ser que, nosotros, literalmente no nos venguemos de quien nos hizo el mal, pero deseamos, alimentamos, esperamos y cultivamos. En el fondo decimos: “Él va pagar por lo que hizo”, y usamos incluso subterfugios mundanos para ocultarnos debajo de una faceta religiosa: “ Aquí se hace, aquí se paga”; alguien aún dijo que esta en la Biblia y usamos estos elementos para cultivar la venganza.

La venganza quita la pureza de nuestro corazón; el resentimiento, la tristeza y el rencor dejan nuestro corazón dañado, triste, enfermo. Jesús no esta hablando eso primero por causa del otro, pero por causa de nosotros, porque Él quiere nuestro corazón sano, quiere nuestra vida salva. Él quiere el alma de cada uno de nosotros viviendo de forma sana y serena.

Permitamos que la gracia de Dios venza a toda venganza, rencor, odio y resentimiento que hay en nosotros

No hay vida sana y serena con el corazón lleno por el sentimiento de venganza, de rencor y rabia. Por supuesto que, en el momento en que las cosas ocurren, cuando somos traídos o contrariados, los sentimientos crecen en nosotros. Dentro de nosotros los sentimientos más hermosos se convierten los resentimientos más duros del alma, pero conocemos Jesús y la gracia de Él esta en nosotros. La gracia de Él en nosotros nos llama amor y misericordia.

Cuando hablamos en amor, luego pensamos en las personas queridas que queremos, eso es una forma de amar, pero el amor es más sublime. El amor es el remedio que el alma necesita para ser sanada de los males que el mundo nos impone.

Cuando vemos que estamos con mal pensamientos sobre el otro, cuando estamos con un deseo maldoso sobre el otro es porque el amor no nos sano. Necesitamos sumergir en el amor para sernos sanados.

Mientras pensamos mal, queremos y deseamos el mal y el mal del otro está en nosotros, seguimos mal en lo que pensamos y en lo que sentimos.

Permitamos que la gracia de Dios venza a toda venganza, rencor, odio y resentimiento que hay en nosotros.

¡Dios te bendiga!

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